Desde los tiempos más remotos de los que tenemos memoria, el teatro ha sido la escuela de la vida y reflejo de las costumbres del pueblo. Por algo los tiranos, los dictadores, los hijos de su puta madre tuvieron siempre buen cuidado de que los públicos no vieran representada entre cuatros tablones y un decorado la podredumbre de los que gobiernan. En las sociedades cultas parece que se hubiera llegado a un contrato tácito que consiste en ser a contemporizadores con los clásicos y con las obrar donde se divierte la burguesía, pero sin levantar la guardia sobre lo que está pasando.
Estos días ha sido muy reproducida la frase del dramaturgo Alberto San Juan: “Recuerdo estar haciendo “Hamlet”, que para todo actor es un sueño, y me dije: “ Yo no quiero hacer esto, quiero hablar de lo que está pasando en mi país, y no a través de metáforas ni de príncipes daneses; quiero hablar con nombres y apellidos así entenderé lo que sucede hoy”. Por fortuna este movimiento, que está sacando a los autores del cómodo nirvana en donde andaban metidos, nos viene a demostrar la existencia de un teatro político al margen de las comedias musicales y las colecciones de chistes. Hoy se habla de Bárcenas y de Rodrigo Rato no solo en las tertulias televisivas, sino en los escenarios y en las plateas de los teatros.. Claro que esto suele pasar en Madrid. Por aquí las cosas van algo más despacio. Aquí no salimos de nuestras” Jornadas del Siglo de Oro”, contra las que no tengo nada en contra, pero ya me gustaría que se ocuparan un poco más de la espantosa corrupción, el paro, los inhumanos desahucios, los recortes del Gobierno, los derechos de las mujeres, etcétera. A la derecha almeriense la veo demasiado entretenida con los centenarios de Celia Viñas. Como le faltan modelos intelectuales no sabe cómo elevar a los altares a una profesora que venía del republicanismo y que en su tiempo fue criticada duramente por almerienses ultracatólicos que no terminaban de aprobar sus avances pedagógicos, sus amistades con los alumnos. En fin, volviendo al teatro comprometido, sería bueno que viésemos en las tablas, lo que ya ocurre en los juzgados, y luego leemos en los medios informativos.
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