El Día Internacional de la Mujer es una fecha en la cual las mujeres de todos los rincones del mundo, separadas por mares, por océanos, por fronteras y diferencias étnicas, culturales, económicas y políticas, se unen para celebrar su día. Las mujeres salimos a la calle porque queremos participar en la sociedad en igualdad de condiciones que los hombres.
Participar en igualdad significa participar sin miedos en todas las esferas de la sociedad. Sin miedo a cobrar menos por ser mujer, a que nos despidan de nuestros trabajos por quedarnos embarazas, a salir a la calle y caminar solas, a expresar nuestras opiniones sin sentirnos cuestionadas, a vestirnos como queremos sin recibir golpes psicológicos ni físicos, a decidir sobre nuestros cuerpos… En definitiva, no tener miedo a ser personas y vivir.
Ponemos en valor las palabras contarse, escucharse, sentirse, leerse y emocionarse como mujeres porque sólo así recuperaremos el estar como tales en el mundo. Por eso, nuestras voces tienen que ser escuchadas. Nuestras miradas evocan otros caminos de cambio necesarios para la transformación de los espacios donde compartimos ideas y reflexiones.
Reivindicamos un País Con Nosotras. Desde nuestra diversidad, dirigimos nuestros esfuerzos para realizarnos como mujeres. Trabajamos para recuperar nuestra identidad fuera de las instituciones dominantes y eso pasa por re-conocer cuáles son los mecanismos de poder existentes en nuestros cuerpos. Por ello, no cesamos en hacer frente a la máxima expresión de la desigualdad entre mujeres y hombres, la violencia machista.
Este 8 de marzo salimos a las calles de nuestras ciudades para consolidar las líneas que construyeron el triunfo del 7 de noviembre. Ese día reclamamos un pacto social y ciudadano en contra de la violencia machista. La ciudadanía tiene y debe ser consciente de que cuando hablamos de violencia machista, hablamos de un problema estructural en nuestra sociedad y necesitamos del esfuerzo de todas y todos para empezar a cambiar los comportamientos que aumentan la desigualdad y que en muchas ocasiones nos asesinan. La violencia machista debe estar en la agenda política de las diferentes organizaciones como uno de los mayores problemas de nuestro país. Es urgente que se creen los mecanismos oportunos que brinden y faciliten las transformaciones sociales necesarias para ayudar a las mujeres que sufren esta lacra a salir de estas situaciones.
Así, nosotras decimos #NiUnaMenos y seguiremos trabajando para que todas las formas de violencia contra las mujeres sean consideras violencia machista como viene reflejado en el Convenio de Estambul (2011), el cual entró en vigor en España el 1 de agosto de 2014. No podemos seguir esperando, tenemos las herramientas y debemos utilizarlas. Por eso, nunca más un país sin su gente, nunca más un país sin nosotras.
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