Docentes y ciudadanos en general clamamos, no sólo por sentido común sino porque sabemos que la educación es la clave del bienestar de un país, por un Pacto político que diseñe una ley duradera y lo más consensuada.
Sin embargo, hoy queremos acercarnos al sentir de los actores para descubrir que aquí también es necesario un gran acuerdo que ponga punto y final al debate abierto entre dos formas muy diferentes de entender la escuela:
- Los que defienden la importancia de los contenidos, de los conocimientos concretos, del esfuerzo para conseguir la meta, de la autoridad y el respeto como vitales para la convivencia. Consideran que es imposible aprender sin enseñar y que la memoria, el mérito y el sacrificio son ingredientes esenciales para la vida.
- Otros hablan de que el alumno ha de descubrir por sí mismo los conocimientos cambiando el papel del profesor como mero transmisor y las clase magistrales para sustituirlas por un profesor mediador-facilitador-orientador que haga posible que los estudiantes adquieran habilidades grupales, creatividad y capacidad de innovación. Es lo que se conoce como aprender a aprender.
Cualquier profesional de la educación sabe que las cosas no son ni blancas ni negras y que la tonalidad de los grises es transversal a la escuela. Particularmente, después de más de 30 años dedicados a la tarea de intentar formar personas equilibradas, estoy convencido de que podemos llegar a una perfecta mezcla entre estos dos puntos de vista. Incluso observo con enojo, en este debate ya presente en los años 90, cierta disputa agria con acusaciones mutuas que hacen daño a nuestro trabajo diario: Unos acusan a otros de antipedagogos y de reaccionarios nostálgicos de aquella escuela de “la letra con sangre entra” y los otros acusan a éstos de pedagogos de la demagogia que quieren destruir la enseñanza para llevarla al lenguaje vacío a base de generar una masa de analfabetos.
Pienso que nos podemos entender con una pedagogía seria que utilice contenidos- la creatividad no funciona por sí sola-, imaginación reproductora y creadora, autoridad-respeto y confianza-motivación por aprender, esfuerzo individual y cooperativo, memoria-razón…
Lo que hay que hacer es contar con quienes practicamos a diario porque tenemos muchos “teóricos de la educación” que se limitan a poner en tela de juicio el trabajo del profesor (¡claro, ellos no dan clase!). Hemos de tener cuidado con lo que hacemos porque podríamos llegar a algo parecido a lo siguiente: que un estudiante de arquitectura dibuje nuevos diseños de casas sin haber aprendido a levantar una pared sólo buscando por Internet pues allí está todo.
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