Quienes estamos siguiendo el serial de la corrupción valenciana nos quedamos patitiesos oyendo las explicaciones exculpatorias de los investigados. Se ha hablado de cáncer generalizado, de asociación para delinquir, de mafia siciliana y de maquinaria para blanquear dinero negro. Esto no es nada en contraste con las cerradas alabanzas de Rajoy a la alcaldesa (“Rita, tú eres la mejor”) y la moral inmaculada que se gastan los llamados por el juez.
Nuestro presidente en funciones “se queda tranquilo” solo porque la alcaldesa acepta la invitación a declarar. Oyéndoles parece que nunca hubieran roto un plato. Nunca se llevaron un euro ilegal y en un cuarto de siglo gozando del poder jamás oyeron decir que hubiera asomo de corrupción entre ellos. Como esos sacos terreros llenos de agujeros por donde se escapa la materia orgánica, el partido como tal, es decir, el PP ha sido imputado y esto hace pensar seriamente si alguna vez , por extraño que parezca, fueron demócratas. Les viene de lejos. En la derecha hay una creencia de que la vara de mando es de derecho hereditario. Tú hablas con un conservador y lo primero que te dice es que tiene un tío que formó parte de los Cuarenta de Ayete, luego diputado por concesión del Rey ahora todavía amigo de varios obispos. Y es esta tranquilidad de conciencia, inerme al remordimiento, la que parece hacerles invulnerables.
En realidad dar cuenta al pueblo para ellos es cosa de comunistas o de otros grupos numéricamente insignificantes. Por algo cuando la acusación de blanqueo ha caído sobre Barberá, ésta no ha dudado en arremeter como un toro contra Compromís, PSOE y Podemos. Siempre que el hombre se ha encontrado con algún problema raro en la naturaleza, ha buscado excusas insólitas como la quema de brujas porque llovía mucho o porque no llovía nunca. Y en el fondo ¿qué hay en Pujol, Urdagarin, Rato, Granados, Marjaliza, sino la convicción de que estando cerca del poder no les puede suceder nada de carácter carcelario porque son una casta especial. Ahora bien, lo inconcebible es que siendo el PP el partido más corrupto de España y estando de estiércol hasta las orejas, todavía se preparan para pedirle el voto al pueblo y gobernar de nuevo como si no pasara nada. A ver si este país saca lo que hay que tener.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/9/opinion/102564/insolitas-excusas-politicas