La Parrala permanente con que estos días están jugando PP y PSOE sobre la protección de la tortuga mora- que sí, que sí, que a la tortuga quien tiene que llevarla a un nuevo hábitat es la Junta o el gobierno; que no, que no, que a quien le corresponde es a la empresa que va a hacer las obras-, además de aturdir a quienes siguen el traslado del animal con interés y aburrir al resto de ciudadanos despreocupados, lo único que pretende es distraer sobre lo verdaderamente importante: el retraso en el inicio de las obras para el AVE en el tramo comprendido entre Pulpí y Cuevas.
Almería lleva camino de convertirse en una reserva india low cost para ecologistas fin de semana y actitudes como las mantenidas estos días ponen en evidencia la complacida utilización que los políticos hacen del ruido medioambiental cuando les conviene. Pónganle un piso con vistas al mar a las tortugas, pero, por Dios, pónganse de una vez manos a la obra y dejen de cantar la parrala, que ya no engañan a nadie.
Pero con ser grave la paralización de este tramo de la alta velocidad, quizá no lo sería tanto si fuese un hecho aislado y no, como sucede en la realidad, un epígrafe más en la agenda de carencias que sufre la provincia y que, sin motivo con rigor que lo justifique, se está viendo acrecentado durante el último año.
Desde que se inició el vértigo electoral con las elecciones andaluzas de marzo de 2015, las administraciones, todas las administraciones, entraron en un letargo paralizante salpicado solo por las inauguraciones de urgencia que precedieron a las municipales de mayo. Después continuó la larguísima campaña del 20D y ahora atravesamos el desierto de tres meses ya sin gobierno ni indicios racionales de credibilidad que lo vislumbren a corto plazo.
Si la constatada incapacidad de nuestros políticos se cumple, los españoles podríamos vivir un histórico ferragosto a la italiana: sin gobierno, con un parlamento hostil a cualquier acuerdo y con un grupo de extravagantes decididos a inventar cada mañana el fuego quemándose la mano derecha con el secesionismo y la izquierda con el populismo.
Lo malo de la actual situación es que las parálisis administrativas no solo generan ansiedad en los políticos que en ellas tienen depositadas sus nóminas (que eso, al cabo, es problema de ellos), lo peor es que cada día se van sumando vagones a un tren que no se ha puesto en movimiento y del que nadie sabe cuándo saldrá de la estación en la que está paralizado.
Las obras del ave, la conexión de la autovía del Almanzora con la autovía Almería- Murcia, el materno- infantil, la antigua estación de Renfe, el paso a nivel del Puche, la conexión del levante de la capital con la A 7 en Viator… y muchas asignaturas pendientes más, se están convirtiendo en estaciones de penitencia a las que nunca les llega su domingo de resurrección.
Por eso y llegados a este punto habría que reflexionar sobre la influencia, tan negativa, que la incertidumbre política está proyectando en el desarrollo de proyectos que duermen el sueño de lo injusto cuando debían estar despiertos en los tajos de las obras, en la tramitación agilizada y apresurada de los despachos y en la conciencia de aquellos a los que elegimos para que nos representen y defiendan los intereses colectivos, no para que miren el horizonte obsesionados por la duda de su futuro personal. Algunos pueden darse por aludidos y aducir en su defensa que ellos sí están preocupados por esa agenda de carencias pendientes. Puede ser; lo que no entiendo es su silencio casi sepulcral y, menos aún, la impostura con que recorren estos meses sin certeza en la que casi nadie, salvo Rafael Hernando y en calidad de portavoz del PP, ha sido capaz de hacer oír su voz y su palabra para que los almerienses que les han votado sepan que es lo que piensan sobre la situación política que atravesamos. Más allá de lo que digan los líderes de sus respectivos partidos ninguno se ha salido del guion. No sé si es porque están tan identificados con las decisiones que otros toman por ellos, o porque no se atreven a contradecirlos para asegurarse el puesto, si hay elecciones el 26 J y continuar así instalados en el “dolce fare niente” en el que tan cómodos se sienten.
Y mientras tanto los almerienses sentados en el andén viendo como el tren ni llega ni se le espera.
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Pedro Manuel de la Cruz