Concluye la Semana Santa y llega la Pascua. Para muchos ciudadanos hoy se impone el regreso a la normalidad, la vuelta a lo cotidiano, a la actividad laboral y al día a día que ofrecen a la par sus luces y sus sombras. Atrás quedan jornadas de ocio, de reencuentros, de experiencias y de vivencias de distinta índole, según el prisma con el que cada cual visualice este periodo con el que el mundo cristiano conmemora cada año la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.
Un prisma multicolor que permite disponer a unos pocos afortunados de unas oportunas vacaciones –las vacaciones siempre gozan de oportunismo-, en tanto que para otros muchos hijos de vecino este paréntesis es sinónimo de trabajo y esfuerzo. Desconozco si hay responsables públicos o administraciones que cuantifiquen globalmente la rentabilidad económica y el volumen de dinero que mueve la Pasión cristiana en nuestro país, aunque por sectores y por demarcaciones territoriales sí se hace pormenorizadamente. No sé si cuantificarán las inversiones y los gastos que representan los desfiles procesionales, el coste de la cera y ornatos, los gastos de las agrupaciones y bandas musicales que acompañan los pasos y la intendencia de estas interminables comitivas que de día, de noche y de madrugada transforman el habitual paisaje de calles, plazas y rincones de nuestros pueblos y ciudades durante varios días.
Sea como fuere, es evidente que esta celebración, a la que por diferentes razones se apuntan todos: creyentes, agnósticos y ateos, es muy bien recibida con la primera luna de la primavera, sobre todo porque desde Navidad, la otra Pascua, la rutinaria vida de cada cual pesa un poco más y pide a gritos un alto en el camino, una parada, aunque sea breve, para renovar energías y proseguir nuestra particular senda personal.
Llama mi atención la multiplicidad de usos y abusos, incluido el marketing, que ponen en bandeja la Semana Santa y la Pascua. Una conocida firma de ropa íntima unisex ofrece en sus escaparates elegantes maniquíes con atractivos modelos de conjuntos de ropa interior con un rotundo “!Feliz Pascua!. Un regalo para ti..”. Y es que hay Pascua para todo y para todos.
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