Venderpescado y Ada Colau

A mi juicio, el académico   Félix de Azúa se pasa tres pueblos al asignarle  un nuevo oficio de vendedora de pescado a Ada Colau, la actual alcaldesa de Barcelona. Rezuma su texto un clasismo elitista muy propio de una burguesía ilustrada que, como dijo Antonio Machado, “desprecia cuanto ignora”. Al margen de que también se puede  ser representante del pueblo  vendiendo pescado, las urnas hablaron un día y dieron su voto a esta valiente mujer que quizá no tuvo tiempo de hacerse con una carrera universitaria pero en cambio empleó su tiempo como activista parando desahucios y haciendo que la justicia llegue a este   mundo de ladrones, enchufados, evasores panameños y otras oscuras estirpes. En la historia de España hemos visto alcaldes que  se jugaron la vida en defensa del país supliendo las cobardías aristocráticas de otros vendepatrias acomodados. Después de  cuarenta años de dictadura conseguimos una Constitución que subraya un hecho todavía increíble, y es que todos los españoles somos  iguales ante la ley, nadie es más que otro por su linaje, su sexo, sus estudios o su color del pelo. Asi que este clasista desprecio a la excelentísima alcaldesa, y viniendo de quien viene, me parece otra forma de machismo cultivado que pone aún peor nuestra convivencia.
Esto no quita para  que tengamos que aceptar un mal gobierno de nuestros politicos. Hay suficientes  canales para mostrar el desintimiento, el primero de todos no volver a elegirlos de nuevo sin obligarles a vender pescado, oficio noble  por otra parte donde los haya. Detrás de estas calificaciones lo que yace es la estructura educativa de un país que la derecha se esforzó  siempre  en controlar. Por los estudios se accede a los cargos. Y con los cargos se domina  el país. De ahí el prurito de la enseñanza concertada como mejor camino para la ascensión. En una escala inferior estaría los oficios de los cuale se encargarían los que carecen de carrera, los que tienen que vender pescado ¿Cómo quieren que se arregle este país cuando las mentes más brillantes defienden desahogos como los de Félix de Azúa? 
¿Cómo quieren que se  acaben  los paraísos fiscales  cuando vemos  dentro de ellos  a ilustrísimos evasores?