Hace poco leí un cuento de la Premio Nobel canadiense Alice Munro que me impactó. Trataba de una mujer que necesita ir al médico para que le haga una receta pero luego resultó que necesitaba algo más. La enferma confunde el día de la cita; toma el lunes por el martes; esto hace pensar que se le está yendo la cabeza. Al borde pues del alzeihmer piensa en un especialista. Este hombre vive en un pueblo a veinte millas de las casa de Nancy. Ni corta ni perezosa coge su coche y se desplaza al pueblo indicado. Allí todo es confusión. No tiene clara ni siquiera la dirección del médico. Confunde las calles, los edificios antiguos con las modernas clínicas, los sanitarios con los jardineros.
Nancy pierde el tiempo visitando bares, tiendas de ropa, gasolineras y preguntando a una gente que no tiene el menor interés para ella. Después de muchas vueltas y revueltas con la dirección equivocada llega a la conclusión de que es imposible dar con el médico especialista en viejos. La protagonista del cuento ha perdido la memoria y es una enferma de alzheimer; vive en otra galaxia. Últimamente nuestro país se parece un poco a esta alienada que vive fuera de la realidad. Lo mismo nuestros políticos le dicen que ya hemos salido de la crisis como que hay que ajustar un poco el déficit porque nos hemos pasado. Tras cuatro meses de presuntos pactos –pactos de todos de los colores, a la valenciana, a la catalana, al ajo arriero zaragozano y a la vascongada-, resulta que hay que repetir las elecciones y comenzar de nuevo. Dicen que quien está sacando más ventaja de este lenguaje de sordos es el PP porque así puede aprovechar más tiempo su Gobierno en funciones.
Un Gobierno en funciones no es precisamente una manada de tordos al atardecer. Está compuesto de ministros que quieren seguir gobernando otros cuatro años más. Por tanto aprovechan cualquier coyuntura para favorecer el voto del PP, bien sea pagarle a los funcionarios a pesar del déficit, bien sea chupando cámara con el Maruenda. ¿Qué pasa? ¿Habrá perdido el pueblo español la memoria de la transición. ¿Se le ha olvidado ya la espantosa corrupción? Dios nos libre de esos gendarmes de la moral que te amenazan con una campaña de desprestigio si no te rascas el bolsillo. En fin, peor sería que viniera un cirujano de hierro.
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