El Union-Pacific circulaba desde hacía cuarenta años por las tierras de Toro Sentado, Nube Roja, Gerónimo, y otros afamados pieles rojas -aquí, sólo hacíamos el indio, como es usual- cuando en 1902 llegó el tren a Almería, medio siglo más tarde que al resto de las capitales de Andalucía, evitando, así, petardazos como el que pegó El Guerra “por los pertinaces mareos que sufrió en su viaje por mar”, pues, hasta entonces, toreros, toros y caballos tenían que venir por vía marítima desde Sevilla…
Y no debió cambiar mucho, en años, la suerte de las comunicaciones pues cuando en 1922 visita Almería Alfonso XIII “se duele del mal estado” de los caminos.
Y no mucho antes Pedro Antonio de Alarcón, escribió: “para venir de Almería a Madrid hay que principiar por embarcarse el raro día que algún vapor tiene la bondad de tocar en aquel puerto, de paso para cualquier otra costa de España. Lo mismo, mismísimo, ocurriría si Almería fuese una isla, como la de Alborán o la de Cuba”.
Hoy, se tarda ná en ir de Almería a Alborán, pero lo mismo en llegar a Cuba en avión que en tren a Madrid o a Sevilla.
Claro que peor aun lo había pintado Madoz, quien afirmaba que “no hay diligencias ni sillas de posta para ningún punto”. Por ello, el mismo Alarcón viajaba desde Guadix a Almería en una “galera de aquéllas de alto bordo, en que los viajeros no van sentados, sino tendidos; galeras tiradas por diez o doce mulas que no han trotado jamás ni sido esquiladas ni limpiadas; galeras dentro de cuyas bolsas, o colgando de sus varas por la parte exterior, van cajones, baúles, arcas, cestos, catres de tijera, guitarras, sartenes, calderos, trébedes, leña para guisar y hasta un par de cántaros de agua… algunas de estas cosas en la previsión de un atranque que impida llegar a los pueblecillos o ventas del camino y obligue a vivaquear en medio del desierto”.
Y me asalta una duda: ¿se refería el autor accitano a la diligencia o al Talgo que, a día de hoy, incomunica Almería con Madrid o al TDR con Sevilla?
Por no hablar del “esprééés”, (pronúnciese “ehpréééh”) el tren nocturno que siempre nos había separado de Madrid pero que nos permitía no perder dos jornadas de trabajo y ahorrarnos un hotel en la capital, y que con el siglo nuevo nos robó impunemente el gobierno del PP. Puede, con todo, que seamos unos desagradecidos y no sepamos valorar el gesto de RENFE de, por el mismo precio, sacar del Museo su tren más rústico, viejo y desvencijado, enriqueciendo a sus viajeros con una clase práctica sobre la prehistoria del ferrocarril.
Pero no todo es achacable a otros. El engendro de la Estación Intermodal y el consiguiente abandono de “La Estación” por antonomasia –que ahora, en ruinas, tanto reivindicamos- fue decisión nuestra. Nunca he sabido qué intermoda la Intermodal, dado el escaso número de trenes que llegan y parten de Almería. ¿Por qué no pudo el tren seguir parando donde lo hacía -veinte, treinta metros más adelante de donde lo hace ahora- y haberse mantenido en uso la joya ferroviaria de Almería? Se hizo un pan como unas tortas: un aborto de estación Intermodal privó a Almería de su edificio más hermoso.
Vd., recuerda, sin duda, que el Gobierno del PP se comprometió solemnemente en el año 2000 a que antes de 2005, Almería tendría en servicio el Euromed, o tren de Velocidad Alta y que, a principios de 2002, rompió el compromiso y lo cambió por el tren de Alta Velocidad. Y que Mariano Rajoy dijo el 19 de abril de 1999 “el apoyo del Gobierno a Almería será total.” Y que Rodrigo Rato, el 4 de mayo del mismo año garantizó que “habrá Autovía con Málaga y Euromed antes de 2005. Almería será, en el 2005, la capital de España”, (y se quedó sin una mísera infraestructura) abundado los dirigentes locales en que también estaría soterrado para entonces el ferrocarril. Pues mal: desde entonces, nos hemos quedado sin tren nocturno, en la práctica sin aviones, sin Trasvase del Ebro…
Somos tontos de buenos: por Almería han pasado todos los imbéciles que ofician en la política española y, encima, los hemos condecorado en vez de haberles hecho el agarejo, como se merecían.
Ahora la sociedad civil se ha movilizado y la ilusionada “Mesa por el tren” está removiendo Roma con Santiago, y viaja a Sevilla y a Madrid, aunque no sé si con un Parlamento moribundo es el mejor momento.
Y Ana Pastor, la valiosa Ministra de Fomento, viene a Almería, y alienta pero no se compromete, como mujer sabia...
Y es que lo de Almería con el tren no tiene perdón de Dios. Si hay infierno, de cabeza irán a él todos los timadores ferrocarrileros.
... Y los carísimos túneles del AVE, diseminados como cagarrutas, tapiados en medio de la nada.
¡Jodío tren…!
Bufonada en el Congreso A mi juicio, es esperpéntico que un Congreso sin funciones monte una función. De supuesto Teatro, a más del que, insisto, a falta de otras funciones montan por su cuenta. Una bufonada que deshonró a Cervantes pero divirtió mucho al Presidente -autor de la iniciativa- más inepto e la historia del Congreso. Cada vez más, la Política es la conjura de los necios.
Si quisieron honrar a Cervantes, ¿por qué no hicieron caso a Don Quijote: “Es mejor ser loado de los pocos sabios que burlado de los muchos necios”?
El Papa en Lesbos El Papa ha dicho en Lesbos: “es la catástrofe humanitaria más grande desde la II Guerra Mundial”. Exageró, creo: Ruanda, Camboya, Srebrenica, Ayacucho, Kurdistán, Darfur, son genocidios contemporáneos. Pero es cierto que la situación de los refugiados y la inferencia del mundo civilizado es inhumana. “No debemos olvidar que los emigrantes, antes que números son personas, son rostros, nombres, historias. Por desgracia, algunos, entre ellos muchos niños, no han conseguido ni siquiera llegar”, dijo.
Cría cuervos Podemos no es un partido político convencional, sino una creación mediática. Empezaron algunas televisiones dándole cancha a los jóvenes indignados; luego, la prensa en general le rió las gracias; más tarde, empezó a conocerlos; por fin, critica su sistema. Y eso no lo tolera el joven totalitario: el cuervo le ha sacado los ojos a la prensa que lo desenmascara. Sólo una prensa libre garantiza la democracia. Y Podemos no la admite. ¡Reaccionemos: seamos todos prensa, defendamos todos la libertad!
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