Por fin, tras cuatro meses de incertidumbre, ya sabemos que vamos a la repetición de las elecciones. Llegados a este punto, es el momento de la exigencia de responsabilidades por lo sucedido y que tiene nombres y apellidos. Muchos españoles entendemos que se ha estado jugando con la ciudadanía por múltiples motivos.
Resulta que todos los partidos, sus dirigentes, han presumido de conocer sobradamente las intenciones del electorado a la hora de depositar el voto el pasado 20 de diciembre, pero todas han sido interpretaciones interesadas, en donde cada grupo ha arrimado “su sardina” a sus intereses partidistas y personalistas, cuando no, de ambiciones inconfesables, sin que durante todo este tiempo nadie haya pensado en el maltrecho pueblo español. En esta situación no resulta sorprendente el parón en la economía, puesto de manifiesto con los resultados de la encuesta de población activa, conocida esta semana, con aumento del desempleo y con un horizonte complicado, derivado de la inestabilidad política, pendientes como estamos de los próximos resultados electorales que, según las encuestas, puede dar lugar a una situación semejante a la actual, con imposibilidad de formar un nuevo Gobierno, si no cambian las actitudes, aunque para entonces habrán transcurrido 8 ó 9 meses desde diciembre.
Mientras tanto, seguiremos con un Gobierno en funciones y con una situación política deteriorada, en donde ya nadie cree en nadie. Esperemos a ver que dicen las urnas en junio.
Estamos en campaña electoral desde el mes de octubre y así seguiremos hasta el 24 de junio a las 12 de la noche, cuando los almerienses estemos celebrando un año más las hogueras de San Juan y eso es demasiado para el cuerpo, como para tomarnos en serio a los políticos.
El Rey ha pedido a los líderes moderación en la campaña, teniendo en cuenta que ya nos conocemos todos y cuales son las intenciones de unos y otros para con esta España nuestra. También ha pedido moderación en los gastos de campaña, pero muchos ciudadanos pensamos que, como muestra de respeto, los partidos debieran acordar renunciar a las pingües subvenciones estatales, esto es, de todos los españoles, por resultados electorales, por número de escaños y número de votos obtenidos, toda vez que el dinero ya recibido por los resultados de diciembre, para sus actividades, es imposible que lo hayan gastado dada la inactividad de las Cámaras durante estos cuatro meses y su nulo trabajo con los ciudadanos.
Es evidente que no valen los últimos Plenos, verdadera manifestación del circo que nos ha tocado vivir, toda vez que las decisiones tomadas en dichos Plenos se han quedado en meras anécdotas, sin ninguna consecuencia práctica, incluida la apelación al Constitucional sobre la obligación de comparecer en las Cámaras de un Gobierno en funciones. Para lo que ha servido estas sesiones ha sido para retratar a unos y otros, incluidos los slogan propios de los campos de fútbol.
Tampoco estaría de más un repaso a las listas electorales, por si los resultados producidos en diciembre no fuera deseable que se repitieran.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/9/opinion/105518/y-la-fiesta-continua