Juego de cromos

José Luis Masegosa
23:55 • 01 may. 2016

Hay quienes necesitan disponer de  elementos simbólicos para hacer valer sus orígenes, su procedencia, sus creencias, su ideología y hasta su condición personal. La Historia ha escrito numerosos episodios de conflictos y guerras de banderas, tan dados en quienes habitamos la vieja Iberia. El último capítulo se ha escrito en la sede de la Diputaciòn almeriense, cuya corporación ha dado el visto bueno al expediente para tramitar la aprobación de la nueva bandera provincial. Asunto de trascendental relevancia, pienso, mientras me habla un vecino latinoamericano  de la sangrante explotación laboral que a diario se comete  en los campos y cultivos de potentes empresas agrícolas que remuneran a los sufridos trabajadores, nacionales e inmigrantes, con cuatro o cinco euros y medio por hora, o cuando empleadores rebajan el salario a la manutención y  poco más. Innegables beneficios para la tasa de desempleo, reflexiono, tendrá tan sesudo punto del orden del día cuando acapara tan alta preocupación, no solo entre los corporativos, sino en asociaciones y colectivos imbuidos en tamañas cuestiones. Tan acalorado interés de los representantes provinciales en resolver aspecto tan mundano como que una bandera –a fin de cuentas unos metros de paño- deba llevar asida una cruz  de San Jorge , una media luna o una estrella, un color u otro, debe ser  tan determinante para acabar con la indigencia, procurar alimentos a tantos necesitados, cumplir con el deber constitucional de procurar vivienda y servicios básicos a quienes se ven privados de ellos o dar respuesta a las demandas de los ciudadanos de esta tierra, que mientras se le asigna bandera se transforma en páramos yermos, sedientos de agua y de justicia. He de confesar que desde el más absoluto respeto a quienes rinden honores a la simbología abandoné el entusiasmo y afición por colores y banderas desde que, en temprana infancia, dejé de jugar a los cromos de colores. Ningún cromo de aquellos pudo sobreponerse al ser humano ni a los valores que encarna, que es lo que siempre debe contar; menos cuando como niños se juega a los cromos… o a las banderas. 







Temas relacionados

para ti

en destaque