Los espantanubes

Kayros
23:44 • 18 may. 2016

No acostumbro  a invadir la temática de los compañeros. Cada cual lo suyo. Pero hay días en que me tienta alguna noticia netamente  almeriense   y no puedo abstenerme.  Lo de los aviones  anti-lluvia  y  la  alarma que ha suscitado sin  haber  ninguna denuncia, como afirma la Guardia Civil,  es una de ellas.  Estas  cosas ocurren en la tierra del  Indalo. 
Los almerienses que hayan  sobrepasado   los sesenta  recordarán    el   original  debate  que    se   armó  aquí   entre gentes de la cultura  y  del  campo acerca de los llamados fuegos de  Laroya. En medios indalianos, cercanos a la  Tertulia, no faltó quien  dijo que aquello era algo  sobre  natural  puesto  que no  tenía   explicación   que el fuego cayera solo sobre un bancal  sin extenderse   a las demás finca adyacentes .
Al final  la alarma llegó  a Madrid. Vinieron  geógrafos,  climatólogos  y metereólogos   y concluyeron, tras  de  no pocos estudios,  que  aquello  era  totalmente normal.  De hecho, que yo sepa,  de los fueros de   Laroya no se ha vuelto hablar en mucho tiempo. Tiempos de sequía, de problemas con el  agua  y  de  amenazas  ciertas  sobre  cosechas trae a las redes  sociales y a  las barras de los bares conversaciones extrañas sobre las avionetas roba-nubes. De esto ya hace años. Al principio  eran  los murcianos  quienes cogían una nube como   el que  roba una   cesta  de  peras del  huerto vecino  y la colocaban encima de su  sembrado de coles. Luego vimos  que la  sequía  hacia estragos  también en Murcia, lo cual hizo  crecer el escepticismo  sobre las avionetas.  
Como dice  mi  compañero  y homónimo, Antonio  Fernández,   aquí  sucede como  con  “ las meigas. Haberlas haylas”. Sin embargo los que saben de esto y están más familiarizados con las nubes, dicen que no  existen pruebas fidedignas de las  avionetas  anti-lluvia y más nos vale  atenerse s al cambo climático y sus consecuencias. Fomentemos la investigación sin caer en aquella  tontería  de  unos alcaldes  que creyeron en principio que la    lluvia  se dilucidaba   votando, como si fuera  cosa de partidos  políticos.  En cuestiones de ciencia, las urnas mejor dejarlas  a un lado.







Temas relacionados

para ti

en destaque