Por diversas razones la cobertura del cuidado y atenciones de los mayores no siempre es prestada por los hijos de los abuelos que con cierta fortuna acaban domiciliados en esos aparcaderos humanos que, como los estacionamientos de vehículos, los hay públicos, privados y concertados. Como todo en la vida, el azar, el destino o la suerte no siempre sonríen de cara, pero en ocasiones sí brindan una media sonrisa que alivia la mochila de los años. Es el caso de doña Herminia, una nonagenaria maestra jubilada que desde sus prácticas de Magisterio aprendió a mantenerse activa para no caer en la apatía, el abandono, la dejadez o los males del alma. Madre de cuatro hijos, residentes en otros tantos lugares a diferente distancia, vivió sus últimos años de pareja en una de esas residencias privadas en donde sobran las atenciones y escasea lo principal: el cariño y el calor de la familia. La viudedad no tardó en visitar a nuestra entrañable protagonista, quien supo liderar en el establecimiento un compacto grupo de amistades con quienes ha compartido los últimos calendarios. Pero las hojas del almanaque que aún cuelga en su habitación se han tornado de color sepia y han despedido una a una a todas sus amigas. Ella ha plantado cara y despierta todos los amaneceres sin permitir la llegada del ocaso, pero sus facultades han mermado poco a poco, primero fue la movilidad, algo después la audición y recientemente la visión ha echado unas disipadas cortinas que le impiden disfrutar de uno de sus mayores placeres, a la par que entretenimiento: la lectura. Desde que perdiera a su íntimo circulo de amigas, la visita diaria del hijo geográficamente más cercano de doña Herminia se ha incrementado. Para suplir la lectura que todas las noches alimentaba su mente, la tierna residente dedica sus horas de soledad a componer relatos que guarda en su férrea memoria. Al día siguiente, doña Herminia cuenta a su hijo visitador la trama del cuento que él transcribe en un ordenador y desde el que reenvía a sus otros tres hermanos, quienes a su vez interactúan con diversos comentarios acerca de la obra materna. La longeva compositora ha logrado así hacer de la creación literaria acaso su principal razón de vida y… de relación familiar.
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