John Landis: recuerdos almerienses

Gerardo Santos
01:00 • 03 jun. 2016

Hace tiempo, en esta misma columna, hablaba de la suerte que tenemos de que por Almería hayan pasado tantas figuras cinematográficas de primer orden y, recordando específicamente el rodaje de Hasta que llegó su hora (1968), comentaba que en él habían coincidido tres futuros cineastas, por aquel entonces en los albores de su carrera: Dario Argento, Bernardo Bertolucci y John Landis; si leyeron la columna de hace siete días, sabrán que el pasado viernes pude sentarme junto a Landis en la rueda de prensa que dio durante el Festival Nocturna de Madrid: tuve la oportunidad de realizarle varias preguntas y, por supuesto, saqué a la palestra su estancia en tierras almerienses. 
El director de Un hombre lobo americano en Londres (1981) o Thriller (1983), que a finales de los sesenta se encontraba en Europa buscándose la vida -por aquel entonces tenía menos de veinte años-, llegó a España atraído por el boom que había experimentado la industria cinematográfica en nuestro país, gracias a los cada vez más numerosos rodajes internacionales; tras pasar un tiempo en Madrid, llegó a Almería dispuesto a aprovechar el auge del spaguetti western, y lo cierto es que acabó trabajando en mil y un rodajes, realizando todo tipo de labores: desde tutor infantil hasta doble de acción -acabó especializándose en caídas de caballos, y eso que no sabía montar…
Tras escuchar mi pregunta -en la que aproveché para decirle que yo había vivido los últimos veinte años en Almería-, Landis hizo memoria y contó varias anécdotas de su paso por nuestra provincia: relató su encuentro con Bertolucci y Argento; imitó el acento de Sergio Leone y contó que este último siempre llamaba ‘Hank’ a Henry Fonda durante el rodaje de Hasta que llegó su hora; bromeó sobre el miedo que le producían las capas y los tricornios de la Guardia Civil; subrayó la ingente cantidad de largometrajes que, por aquel entonces, se filmaban en Almería; y habló sobre una tal familia Ochoa que, según él, controlaba todo lo relacionado con aquellos rodajes.
Dejando al margen los asuntos de agenda y los retos económicos que ello supondría, creo que Landis sería un invitado ideal para el Almería Western Film Festival: no tanto por su labor detrás de las cámaras -no ejerció como actor protagonista, director o guionista en ninguna de las películas en las que participó mientras estuvo en nuestra provincia-, sino por el desorbitado caudal de anécdotas que el cineasta podría contar sobre su paso por Almería, donde vivió y trabajó durante casi un año; además, da la casualidad de que el western es uno de sus géneros cinematográficos favoritos…







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