Por desgracia es más que una verdad de Perogrullo que el Periodismo sufre una larga y dura crisis, en general, y que ésta se ha cebado particularmente con la prensa. Sin embargo, ese panorama se visibiliza en todas partes menos en las consultas de los médicos. Cuando acudimos a cualquier especialista, sobre todo en la sanidad privada, las salas de espera ofrecen montones de diferentes revistas y publicaciones que se asemejan más a una suerte de hemeroteca que a lo que realmente son: la impaciente antesala de los pacientes que hemos de aguardar turno para que el galeno atienda nuestros males. A nadie escapa las benévolas intenciones de los facultativos, bien para procurarnos una espera más entretenida y así aliviar nuestras quejas, bien por la exasperación de las habituales demoras en la atención o por las propias molestias de nuestras dolencias. En cualquier caso, el papel amontonado sobre las mesitas y veladores de las antesalas de las consultas ofrece una variada gama de cabeceras, títulos y materias. Por regla general abundan las revistas de la prensa rosa y casi siempre se nos brindan con alguna semana de retraso –se supone que es el tiempo empleado por la parienta o auxiliar del doctor en ojear o repasar los ilustrados contenidos de dichas publicaciones-, lo que no resta interés a la concurrencia para echar mano a algún semanario y hacer más llevadero el transcurso del tiempo. Otras cabeceras que se prodigan en los revisteros y tableros de las salas de espera son las llamadas femeninas, especializadas en temática para mujeres o las que facilitan toda clase de milagros para enmendar lo que el calendario fastidia. No sabemos muy bien si ello obedece a que la consulta es frecuentada por un mayor número de pacientes féminas o porque tal sexo es mayoritario en la familia del médico. No faltan en la oferta lectora considerables títulos dedicados a la decoración, en los que se insertan lujosas mansiones que pueden hacer pensar en cierto poder adquisitivo del galeno o en un insatisfecho sueño de su pareja. Tampoco están ausentes pasatiempos más que manoseados y por supuesto están muy presentes los suplementos dominicales o del fin de semana. En definitiva, lectura para pacientes lectores .
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