Anteanoche empezó la castaña electoral y abrió oficialmente la teletienda para que los líderes catódicos nos vendan vintage: ¡si lo sabemos todo, si llevamos en campaña desde antes de navidad...! ¿Nos van a decir algo que no sepamos: con quién están dispuestos a pactar, acaso? No, en absoluto: ya se están vetando. Y “los programas no importan mucho en campaña”, ha dicho Errejón. Pablo Iglesias se define ahora como socialdemócrata -¡si lo oyera Carrillo; recuerdo su rebote en aquella cena, con Carmen, su mujer, cuando menté la socialdemocracia- aunque Garzón, el socio absorbido como un spaghetto, se regurgita y dice que él -e IU- sigue siendo comunista. Sólo sabemos que no apoyan la liberación de presos políticos en Venezuela, acordada, sin sus votos, por el Parlamento europeo.
Su obsesión es conquistar el poder para hacer una política muy vieja, contra la ley, el orden y el sistema: asaltar una casa deshabitada no es okuparla, ha dicho la alcaldesa de Madrid. ¿Aunque los dueños estén fuera de fin de semana o en Ikea a por el catálogo de Podemos?
Desde hace meses cuando veo a un político en televisión cambio de canal. Ni me interesa su discurso vacuo ni estoy dispuesto a que jueguen conmigo como con un pelele en una opera bufa interpretada por unos actores incapaces: “el que no se atreve a ser inteligente, se hace político”, decía Jardiel Poncela.
Los mismos -hasta los llamados partidos emergentes perdieron su virginidad y son ya casta- ¿ahora van a pasar de caóticos a ilusionantes? ¡Sólo les falta hablarnos de los pajaritos preñaos!
Además, ya sé lo que voy a votar: seriedad y rigor, y el único que los ha demostrado es Rajoy, cuando no se prestó a la bufonada y le dijo al rey: “no tengo votos para ser investido”. Y el rey, después de consultar- ¿qué, con quién?- se echó en brazos del vacuo y fatuo Pedro Sánchez, que pese a su altura no da la talla, a quien es muy posible que el día 26 ese proceder agonioso le pase factura: el 20-D llevó al histórico PSOE a la mayor derrota de su historia, quedando él cuarto en Madrid, pero se consideró ganador: “hemos hecho historia”, dijo. Y lejos de dimitir -hay derrotas históricas, guerras perdidas- se lanzó a una carrera loca en pos de la Moncloa, vetando al partido más votado que, en vista de ello, se sentó a ver pasar el cadáver de su enemigo, y puede que lo vea el día 26 si se confirma el entorno de los 80 diputados que le augura el CIS, en otro puzzle de difícil encaje -¡ojalá se equivoque: hay un 32% de indecisos de los que curiosamente, el 10% se debate ¡entre el PSOE y el PP!- aunque el moribundo, en su enfermizo afán por dormir en La Moncloa, ya haya dicho que pasa del Comité Federal y consultará con sus bases los pactos para ligar el agua y el aceite.
Además de seriedad el Sr. Rajoy tiene experiencia y eficacia: evitó el rescate de la Troika, ha reducido el drama del paro de 5.287.000 desempleados a 3.891.403, y elevado el crecimiento económico del 0’4 al 3%, siendo España el país que más crece y más empleo genera en la U.E.. Altera, así, el refrán: “obras -resultados- son razones y no buenos amores (promesas)”.
Por el contrario, el nada carismático señor Sánchez, en su odio visceral a Rajoy -“usted no es decente”- no parece muy avispado: engordó el cuervo que le va a sacar los ojos, Podemos -le dió las mayores alcaldía de España- que le tomó el pelo no devolviéndole el apoyo para su investidura. De hecho, insólitamente -¡eso es moral de victoria!- el propio Sánchez empieza la castaña afirmando que sus votantes están desmovilizados: no entienden sus veleidades erráticas: la boda con Ciudadanos y las multihumillaciones de Podemos: la cal viva, el gobierno impuesto y, pese a ello, sus súplicas amorosas en vez de una patada en los huevos para salvar la dignidad del Partido. El PSOE no puede mendigar. Y sería una tragedia el desplome socialista. Yo prefiero la alternancia de gobiernos fuertes, y que el PSOE se hunda -más- dejaría a la bicicleta sin una rueda.
¿Cabría la solución que el Juez Baldi le da al comisario Schiavone en la novela “Pista Negra”, del italiano Antonio Manzini: “Los equipos de fútbol fichan a los mejores extranjeros. ¿Qué habría que hacer? Pues se compra un buen primer ministro sueco, como Reinfeldt; luego, en economía, ponemos a un alemán, como Bruederle; en cultura, a un francés, como la Albanel; en justicia, a un danés… ¡Imagínese qué maravilla de equipo! Y por fin, este país dejaría de ser un país de bufones… Es broma, claro, pero aquí habría que desterrar a la mitad de la clse política… Estoy asqueado de lo que veo y leo en los periódicos a diario”.
¿Nos hacemos novelistas?
San Fernando Soriano La afición, tan maltratada; los futbolistas, a un tris de consumar el desastre, y la propiedad de la empresa deberían levantarle un altar a San Fernando Soriano, no siempre reconocido pues, por su edad, no era jugador que permitiese un traspaso lucrativo.
El se torea como se es vale para todas las cosas de la vida. Y Soriano ha hecho de Soriano: ha proyectado en sus compañeros su inteligencia y su autoridad moral, y les ha imbuido alma, corazón y vida. Tanta pasión que ha resucitado a una muerta.
Mohamed Alí Se van muriendo los deportistas que alcanzaron, al margen del deporte, una dimensión ejemplarizante mundial. Porque Cassius Clay, que fue un boxeador glorioso –“flotaba como una mariposa y picaba como una abeja”- como si de un peso más bajo se tratase –me encantaban Fred Galiana, Pepe Bisbal, Legrá, Carrasco…- trascendió las doce cuerdas y se convirtió en un referente mundial contra la segregación racial y la guerra, y en favor de los derechos civiles.Nos estamos quedando sin mitos moralizantes.
175 años Son los que ha cumplido el Colegio de Abogados, que celebró el cumpleaños el viernes en un acto solemne en la Diputación, en el que por unanimidad nombramos Colegiado de Honor al Magistrado Luis Miguel Columna, e impusimos la Medalla de plata del Colegio a Antonio Córdoba, nuestra imprescindible y queridísima alma mater.
Me emocionó reencontrarme con Társila Martínez y Juan Ruiz Rico, Magistrados ejemplares y a quienes profeso un muy sincero afecto personal. ... Y que siga: los abogados nacemos cada día.
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