Reconozcamos que la lengua es un sistema de signos y de reglas, un código que los hablantes aprenden y retienen en su memoria para comunicarse entre ellos; código que debe ser conocido por los hablantes que lo usan y que además cuenta con una literatura escrita, caracterizándose por una modalidad de hablar que `podemos definir como lengua o idioma.
Cuando esta lengua da lugar a variantes en algunas zonas le vamos a llamar dialecto, que imperando en un territorio que tiene todos los requisitos de lengua, pero que carece de uno esencial y que se distingue por no tener una literatura escrita.
Para lo cual, citaremos al profesor Martin García Ramos y su obra “El mundo de los canteros y el léxico del mármol”, donde hace una descripción muy acertada de este habla local; por cierto dicho sea de paso, sirva este artículo como recuerdo al sabio profesor, del que tuve el honor de ser alumno suyo y al que siempre recordare.
Empezaremos por comprobar como dentro de nuestro rico vocabulario andaluz se refleja el habla de los canteros del Almanzora, donde se puede comprobar la adopción de todas las palabras y procedimientos lingüísticos que les han sido necesarios para su comunicación entre ellos y los demás.
Así las aspiración de la “s” final hasta su total desaparición dando lugar a la apertura de la vocal final, por lo que podríamos decir que en el dialecto andaluz tenemos diez vocales, en lugar de cinco, ya que cada una de estas ha dado lugar a dos, una cerrada y otra abierta.
Y en este sentido y haciendo alusión a la fonética consonántica, citaremos los casos más significativos.
Generalmente la perdida de la “d” intervocálica. “barreno atajao” o también puede perderse en posición inicial “espifarrar por “despilfarrar”
La “s” cuando va seguida de las consonantes b, d y g se producen los siguientes cambios:
S +b = f, desbaratar por “efaratar”; desbocado por “efocao”, dicen del barreno que escapa por la boca, sin surtir efecto; s + g = j - s + d = z, desdoblar – esdoblar por “ezoblar” y “zoblar”
Como podemos observar, en el caso de “zoblar” nos encontramos con un cambio profundo de la etimología en el plano fónico, todo ello es una prueba de su antigüedad, teniendo en cuenta que la fonética ha servido de auxiliar para caracterizar históricamente al léxico.
La alteración fonética de “zoblar”, se justifica por haber sido una palabra muy usada en la zona, pues las canteras de Macael se explotan desde muy antiguo y la operación de desdoblar o “zoblar” se realiza a diario.
La distinción entre la “ l ” y la “r”, en la mayoría de los casos ha desaparecido, siendo sustituida por un fonema confuso, difícil de matizar, esto ha dado como consecuencia la falta de ortografía que se produce entre las gentes de la zona, llegando a escribir los infinitivos terminados en “ l “ en lugar de “ r “. Ejemplo “correl” por “correr”.
La “v”, como en castellano es siempre bilabial.
Yeísmo, se da de forma generalizada; por el contrario no se encuentras casos de ceceo, seseo ni aspiración de la “h” final.
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