Palomares, de nuevo

Estamos a pocos días de las elecciones generales y entre el tumulto de ruedas de prensa, visitas de políticos, promesas irrechazables y ansias de felicidad playera, se ha colado una noticia de esas que pasan los años y nunca tienes la seguridad   absoluta de haberse ido. Me refiero a lo que decía el “New York Times” la semana pasada  sobre Palomares. Entre  os soldados americanos que vinieron a llevarse la tierra presuntamente infectada de radioactividad se ha dado un número alto de cánceres de piel. La razón que aportan los médicos tiene que ver con las cuatro bombas nucleares que cayeron sobre esta tierra hace ahora cincuenta años.  Un guardia civil del grupo de españoles que   colaboró con los yanquis en el mismo trabajo  y que todavía vive, confirma la noticia: diez de sus compañeros murieron a causa del mismo mal. Esto echaría por tierra toda la maquinaria mediática que aquí se montó para disuadir a la gente del potencial peligro: Un claro día de enero de hace cincuenta años,  con un cielo azul que hacía pensar en cualquier cosa menos en la muerte, estando los niños y la niñas  en la escuela  cantando su lección y los labradores mirando extasiados su cosecha, cayeron  cuatro bombas sobre esta tierra y menos mal que no estallaron porque pudo haberse volatilizado Almería entera como una pompa de jabón. Periódicos y revistas han retratado mil    veces los restos de los aviones entre campesinos asombrados que no tenían ni repajolera  idea del peligro que corrían. También entraron en acción los medios informativos de todo  el orbe, sobre todo los del mundo occidental,   deseando convencernos de que no había pasado nada. Hubo alguna contestación a lo largo de los años en boca de calificadas personas  de izquierda, pero en pleno esplendor de la dictadura de Franco y a punto de firmar el Tratado de Amistad norteamericana, lo de las bombas quedó en un viaje propagandístico entre Fraga y el embajador USA. Hora seria ya de que el pueblo almeriense supiera el  número de muertos por cáncer que ha producido hasta el momento la tierra “hiroshimizada” De vez en cuando leemos que hay buena voluntad entre los diplomáticos de los dos Estados por terminar definitivamente con este problema. Pero luego, sin saber por que ,nuestros políticos se dan largas, y mientras tanto aparecen nuevos horrores plutónicos.