Los dos Habichuela

José Luis Masegosa
23:48 • 03 jul. 2016

El mundo flamenco dijo adiós el pasado viernes a uno de sus grandes. Juan Carmona Carmona, el guitarrista Juan Habichuela, el maestro de todos, como lo definiera Paco de Lucía, murió en Madrid un día antes, a los 83 años. Pertenecía a una dinastía flamenca que surgió con su abuelo Habichuela el Viejo, que actuaba en las tabernas de su época, a finales del siglo XIX,  acompañado de su hija Marina y de su hijo José Habichuela, padre  de los hermanos Juan, Pepe, Luis y Carlos Carmona. En. Su visión de futuro le llevó a trasladarse con tan solo dieciséis años a Madrid, en donde comenzó una carrera imparable acompañando a las grandes voces del cante: Juan Valderrama, Manolo Caracol. Rafael Farina, Fosforito, Morente… Todos lo querían. Mientras la guitarra de Juan Carmona rompía el silencio y las lágrimas del teatro Isabel la Católica, en Granada, en la Venta del Compadre, a casi doscientos kilómetros, un paisano cayó en una ingenua confusión. En tanto se apresuraba  a dar cuenta de  exquisitas viandas, algunos parroquianos, tampoco muy puestos en nombres y sagas del flamenco, comentaron en voz alta la noticia del fallecimiento de el Habichuela, sin mayor detalle ni aclaración. Mi buen paisano reaccionó al instante y sin entrar en conversación, no pudo reprimir su lamento y apostilló: ¡Con la cantidad de películas que ha protagonizado¡; ignorante el paisano de que el otro Habichuela nuestro, al que él se refería,  José Galera Balazote, “Pepe el Habichuela”, había dejado de existir once años atrás en una residencia religiosa en la que no se desprendió de su estrella de sheriff ni de su atuendo vaquero que  había llenado su vida de cine. La confusión de personajes no es de extrañar en mi amigo. Durante su tiempo de mili, en el Cuartel General del Ejército, en Madrid, ocasionó otro no menos sonado equívoco. Paseaba el inquieto soldado una tarde frente al hotel Rizt cuando quedose fijo ante la llamativa figura del portero, ataviado con galones, levitón, gorra de plato y otros elementos de corte militar. Sin dudarlo, convencido de cumplir con su condición , el recluta  se cuadró ante el estupefacto portero quien entre el bochorno, la perplejidad y el mosqueo “ordenó” descanso al joven soldado. Un despiste  cualquiera,  nada que ver con la coyuntural confusión de los dos Habichuela, José Galera, el figurante, y Juan Carmona, el guitarrista.







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