Accidentes ferroviarios en la Almería de los 40

“El estado de conservación y mantenimiento de todo lo relacionado con el ferrocarril ha sido lamentable”

Pedro Mena Enciso
01:00 • 05 jul. 2016

Tomando como base la excelente investigación realizada por mi colega de ASAFAL, Mario López, Almería en el Tiempo se asoma una vez más a cuestiones relacionadas con el tema del tren. 
En esta ocasión queremos reflexionar brevemente sobre una cuestión histórica relacionada con los accidentes, atentados y sabotajes ocurridos en las líneas ferroviarias de una provincia de Almería donde el estado de conservación y mantenimiento de todo lo relacionado con el ferrocarril ha sido lamentable. Imagínense aquellos años cuarenta llenos de miseria y dificultades en una posguerra donde sobrevivir era el objetivo prioritario. 
El citado investigador ha estudiado con detenimiento los hechos en función de las características de los sucesos para distinguir entre accidentes fortuitos, meros actos de vandalismo y sabotajes o atentados. Entre los fortuitos señalaremos el grave accidente, debido a un error del jefe de estación, ocurrido en el tramo de Gérgal a Fuente Santa (concretamente en el término de Alcubillas) el 15 de noviembre de 1945 y en el chocaron el tren correo que venía de Guadix y el mercancías que procedía de Almería. 
Mario López afirma: “Es imposible saber con exactitud cuántas víctimas mortales hubo, pero puede aventurarse que se trató de una de las mayores catástrofes ferroviarias en España.” Como ejemplo de gamberrismo destaca el acto vandálico ocurrido en junio de 1940 en la línea de Lorca a Baza a su paso por Purchena, lugar donde el capataz de mantenimiento encontró un clavo de hierro: “La autoría del hecho se atribuyó a chiquillos que sólo pretendían ver los efectos del paso del tren sobre el clavo, sin intención de provocar daños.” 
Mucho más grave, hasta el punto de considerarlo como un atentado, fue el ocurrido en Mmayo de ese mismo año y también en Purchena: en esta ocasión lo que se encontró fue una escarpia (clavo grande en forma de gancho) puesta en la junta de un carril con la idea de conseguir que el tren descarrilara. Jamás se pudo probar la autoría. 
Para finalizar, decir que el incidente más grave tuvo lugar el 21 de marzo de 1941 en El Campillo, entre las estaciones de Nacimiento y Gérgal: “A las 10:45 de la mañana descarrilaba el automotor descendente de Moreda, en el punto kilométrico 407,115 de la línea férrea Linares-Almería. 
Tras circular treinta metros descarrilado, el pequeño vehículo dio varias vueltas de campana y cayó por un terraplén de 3 metros, quedando en sentido contrario al de la marcha, y con grandes desperfectos…Resultaron heridos quince viajeros, dos de gravedad, uno de los cuales falleció a su ingreso en el Hospital Provincial de Almería”.







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