La Audiencia de Barcelona ha condenado a Leo Messi y a su padre a 21 meses de cárcel por defraudar a Hacienda más de cuatro millones de euros. En una sentencia que se puede recurrir, el tribunal no hace suya la tesis del fiscal, que pidió exculpar al jugador por la ignorancia del delito, y asume la de la Abogacía del Estado. La sentencia argumenta que Leo Messi se mantuvo en una "ignorancia grave" por voluntad propia, "a pesar de todas las circunstancias y oportunidades que tuvo de conocer cómo se gestionaban sus derechos". Y al no hacerlo, rematan los jueces, "no cabe sino considerar que ha actuado con dolo".
El jugador seguramente no ingrese en prisión porque la pena roza el poste de los dos años, aunque el tribunal podría ordenarlo. Y nos preguntamos qué habría sucedido si el condenado en vez de Messi se apellidase Martínez y si en vez de estrella del fútbol tuviera una empresa de cerrajería, por poner un caso. También se nos escapa qué necesidad tiene un contribuyente como Messi para jugarse su reputación y poner en entredicho la imagen de su club por un puñado de euros. Aunque como no es el único que ha tomado estos derroteros debe de suceder que el común de los mortales no tenemos capacidad de imaginarnos en esa situación que lleva a uno a maximizar su hiperriqueza aun arriesgándose a pisar el territorio de los delincuentes.
La sentencia es ejemplar y lanza un mensaje claro. La responsabilidad fiscal no se puede exportar y esconderse después tras la cortina de la ignorancia para eludir las consecuencias del chanchullo mientras uno disfruta de sus beneficios. Si así fuera se lanzaría un extraño mensaje a los contribuyentes, el de que "inhibirse es preferible a ocuparse".
No sabemos si la doctrina la asumirá el tribunal que tiene que sentenciar el Caso Noos, en el que la infanta Cristina se declaró ilustre ignorante sobre los negocios de su esposo creyendo, junto al fiscal, que eso la exoneraba de culpa. La misma tesis que ha defendido el fiscal del caso Messi. Quedamos a la espera de la sentencia para comprobar si la doctrina Messi se extiende o se consolida la sensación de que “Hacienda somos todos” no es más que un eslogan, algo que sostuvo, por cierto, la Abogada del Estado ante la Audiencia de Palma.
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