Abandonad toda esperanza

Antonio Felipe Rubio
01:00 • 08 jul. 2016

Una de las líneas rojas que más se sacan a pasear en la pasarela de las negociaciones es la de la corrupción nominativa o corporativa. Ya sea la persona o el partido, el problema no radica sólo en el descubrimiento de prebendas, robos, insidias y contubernios; el problema es la corrupción intelectual que ha conducido a unos mediocres por la senda de una meritocracia pletórica de estólidos y orates que juegan con el fuego del populismo que conduce a la corrupción ideológica, y la legión de ególatras seducidos por la brecha de la oportunidad histórica para detentar parcelas de poder al precio que sea y a un coste social insoportable.
Les aseguro que me exilio voluntariamente del “diálogo” de las fuerzas políticas para alcanzar acuerdos de gobernabilidad. Me importa una higa. Llego a la conclusión de abandonar toda esperanza, inspirado en las certeras sentencias de Dante Alighieri en su Divina comedia cuando analiza las debilidades y miserias humanas que subyacen y coadyuvan a alcanzar la gloria personal para desgracia general. Pero no hay que recurrir a los clásicos para abandonar toda esperanza.
En clave local, leyendo los periódicos, te das cuenta de que la esperanza no ya de un recto gobierno, sino un leve atisbo de sensatez resulta misión imposible.
Vean algunos ejemplos de gobernanza local:
-Apedrean un autobús de Pescadería y el Ayuntamiento suspende la Línea 6 (Puche-Pescadería). La pregunta es si se aplica idéntico criterio al cierre de un campo de fútbol por la quema de bengalas o lanzamiento de objetos contundentes. No. Un autobús urbano es un servicio público que ha de contar con las medidas de seguridad adicionales para garantizar la continuidad del funcionamiento. Un gamberro que tira piedras no es un virus contagioso que obligue a una cuarentena. Al chorizo hay que detenerlo, y un autobús no se puede detener por un chorizo.
- El delegado de Cultura de la Junta de Andalucía en Almería no dimite porque “el Gobierno de la Junta de Andalucía me ha confiado ese cometido y lo voy a cumplir”. O sea, tras permitir agujerear la Alcazaba, involucra subsidiariamente al Gobierno de la Junta de Andalucía en la perpetración de la chapuza. Al final la Alcazaba terminará siendo reconocida y frecuentada por curiosos que admirarán los taladros como el Ecce Homo de Borja o los balazos en el techo del Congreso. Gracias, delegado, por este fomento del turismo en base a la estulticia.
-El portavoz de C´s conjura el advenimiento de agitación telúrica para solucionar el problema de los muros del Ayuntamiento de Almería. “Un terremoto, pequeñito pero suficiente para derribarlos, sería la solución para el problema generado por el modificado del proyecto”. Pues a temblar… los muros podrían ser de carga o pared maestra. Estoy de acuerdo; un terremoto, bien administrado, es la solución para muchos problemas.
“Almería es la segunda provincia con mayor contaminación por arsénico”. “El puerto de Almería acumula a la intemperie cuatro millones de kg de chatarra en el Muelle de Poniente”. La gran mayoría de la basura es electrónica (arseniuro de galio, tantalio (coltan), selenio, germanio, indio…). Autoridad Portuaria celebra el incremento de cruceros… a un paso de una montaña altamente contaminante en el corazón de la ciudad.  
-El portavoz de IUCA se queja por los “ruidos de las barredoras (…) a las cuatro de la tarde” ¡Preservación de la siesta como argumento progresista! Un concejal sin argumentos puede ser atronador.  
-Fernando Martinez “celebra” los resultados socialistas en la capital y Consuelo Rumí se pregunta si ya ha dimitido Sánchez Teruel. Como diría Pío Cabanillas: “hemos ganado, pero aún no sabemos quiénes hemos ganado”. 
Lo dicho. Abandonad toda esperanza. 







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