¿Cultura o espectáculo?

Kayros
01:00 • 15 jul. 2016

Mis primeros trabajos en periodismo estuvieron orientados hacia lo que entonces llamábamos la cultura. Las grandes secciones del diario, (política institucional, Ayuntamiento, Diputación, policía, sucesos, deportes, economía e industria) estaban ya encargadas a personas muy avezadas sobre las cuales el director confiaba totalmente. Los periodistas nuevos  teníamos que buscarnos para justificar el sueldo una sección que recogiera los principales entretenimientos de la gente. En Almería, a la altura de los setenta, ya había en el ambiente dos maneras de analizar la cultura coincidiendo, claro está, con la contestación al franquismo y la lucha estudiantil  que fue el motor de la democracia. Entre la gente ya mayor persistía la vieja afición a los toros, al flamenco, a las grandes procesiones y a la feria como espectáculo netamente almeriense. Entre los jóvenes influenciados  ya por la izquierda interesaba algo más la  música contestataria, el arte moderno en general, la fiesta anual del PCE junto a la   charla de algún profesor visitante y de avanzada doctrina. En aquellos  años yo era muy  feliz visitando a pintores, a jóvenes poetas y a  músicos en  agraz. Existía la creencia de que la cultura, sin más, supliría la falta de libertad en este país    y que la revolución vendría sin necesidad  de tomar las armas sino visitando librerías y bibliotecas. Buena parte de ello se consiguió por la transculturación que produjo el turismo, pero no exageremos. Muchos intelectuales que habían sido grandes líderes  callejer0s callaron de pronto como si se hubieran quedado mudos. Conocí alguno de ellos que lo primero que hizo fue comprarse  una caña de pescar y ya jamás quiso hablar     de política. A mi me pasó esto mismo pero  con la crítica de arte, la poesía y las noches de piano bar. Sobre nosotros había caído una noticia terrible. Valiéndose del cuento de las  armas de destrucción masiva, el trío de las Azores nos metió de hoz y coz en la guerra  de Irak. Y no crean que la gente se quejaba   en la manifestación. A mi lado iban unos subsecretarios con carné que decían que aquello era un nuevo Renacimiento para la humanidad. Se impuso, pues, el espectáculo  frente a la cultura. Y en eso estamos.







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