Querido Víctor:
Te ha matado un toro. Quizá tú no lo sepas: entregado a la pasión creadora de tu Arte ni tiempo tuviste para darte cuenta y, tal vez, ahora te impida verlo la Luz cegadora en la que vives.
Habías hecho volar mariposas rojigualdas de percal y toreabas, juncal y majestuoso, al natural cuando Lorenzo, lucero, burraco y guapo, se valió del viento, el CNI de los toros, que os desarma y les descubre el objetivo, y se vino la muerte tan callando.
Cuando el 22 de agosto de 2011 debutaste en Almería -“con clase, elegancia y torería”, escribió J. Castillo; y “lo llevó toreado, con temple, con la mano baja”, J. Aguilera- tenías escrito en tu twitter: “siempre pensé que la vida la viven los cobardes y la disfrutan los Valientes, aunque a veces el precio sea demasiado caro.” ¡Al precio de tu vida, Valiente!
Llegaste a la plaza de Teruel en la furgoneta de los sueños de la gloria efímera y saliste de ella en un furgón camino de la Gloria eterna. Y yo, Víctor, estoy vacío, desolado. Llora mi corazón: lo ha resumido, por mí, Joselito Adame, torero.
Me duele, Víctor, que el ganadero del toro homicida mantenga en su página web, con una foto tuya y otra de Lorenzo: “La suerte en Teruel... está echada... Ya esperan impacientes su cita con el destino los toros de la ganadería Los Maños” ¡Si ya nadie espera nada: el destino era el homicida Lorenzo…! Es un atentado contra la grandeza del toreo y contra tu vida -¡y tanto!-, propaganda morbosa é inmunda.
Estaba contigo Raquel, tu mujer, como siempre, menos el día en que tú toreabas en Las Ventas y ella se candidaba a la Alcaldía de Sepúlveda, en la que dobló en porcentaje y en concejales al PSOE.
Pertenecías a mi familia intencional por tu amistad con Faustillo, mi nieto, y con mi hijo. ¡Aquella reunión en Sepúlveda, con Raquel, Elena Salamanca, Ana Perals y sus hijos, y los dos Faustos, en la que eras más niño que ellos, todos jugando divertidamente! Quien quiere así a mi nieto y es querido por él, es alguien muy querido por mí.
Hay putas santas, Víctor. La mayoría, sin duda. Pero también mujeres que paren a hijoputas: los que celebran tu muerte: “Me imagino que el toro salió por la puerta grande con las orejas y el rabo de Víctor Barrio”; y esta cagarruta de un bóvido ¡¡¿¿profesor??!! “muere un tal Víctor Barrio de profesión asesino de toros... Me alegro mucho de su muerte, lo único que lamento es que de la misma cornada no hayan muerto los hijos de puta que lo engendraron y toda su parentela... Hoy es un día alegre para la humanidad. Bailaremos sobre su tumba y nos mearemos en las coronas de flores que te pongan, ¡¡cabrón!!” son, sólo dos muestras.
No puede haberlos parido una madre humana. No tienen alma, no son mi prójimo ni puedo, siquiera, compartir patria: España ha enfermado. No aman ni defienden a los animales, por sus venas corren la rabia y el odio. Hay que ser muy canalla y muy cobarde para injuriar a un muerto, indefenso.
¿Sabrán quién era Voltaire y su “no comparto sus ideas, pero daría mi vida para que pudiera seguir defendiéndolas”? ¿Saben qué es la democracia?
Antitaurinos hubo siempre, pero, antes, mantenían las formas. Incluso el grillado Eugenio Noel. A todos les respondió Ortega: “sin la fiesta de los toros no se puede entender la historia de España desde 1650 a nuestros días.” Yo, ya, ni con Los Toros la entiendo.
La vida es un toro, Víctor. Me corto la coleta. Nos hemos ido a la vez del mundo del toro.
O tal vez no, Víctor. Desde que empecé esta carta en la madrugada fatal, me llega una especie de mensaje interior tuyo que, delicadamente, me llama cobarde: “los muertos vivimos en la memoria de los vivos. No me abandones. Entre todos tenemos que ganar la batalla a estos podridos que, sin duda, no estudiaron “Educación para la ciudadanía”, dictadores intolerantes que niegan la libertad. No te vayas, si no por mí, por tu propia dignidad de ciudadano libre. El toreo es grandeza. Es hora ya de que la mayoría deje de ser silenciosa, avasallada y ultrajada por las minorías tiránicas. Y, también, para que tu nieto, mi amiguillo, sepa un día que su abuelo defendió mi legado, mis sueños, mi dignidad de hombre y de torero. Hazle caso a Benedetti: “Una cosa es morirse de dolor / y otra cosa morirse de vergüenza… No te quedes inmóvil / al borde del camino… / no te salves ahora / ni nunca, no te salves.”
Te haré caso. Me rearmaré. Y, mientras me dure la memoria, estaremos siempre juntos. Y con Raquel y toda tu gente.
Eres, ya, el regenerador moral de la sociedad española. Será tu mejor faena, que nos aprovechará a todos.
Y un día te veré torear de nuevo con una cuadrilla de ángeles banderilleros.
Hasta que llegue ese momento, te envío un abrazo emocionado.
Te quiero, Torero, amigo.
Morir en Niza El jueves, el hermoso Paseo marítimo de Niza se convirtió en un circuito siniestro en el que un camión conducido por la muerte terrorista durante kilómetros fue atropellando a la mayor cantidad posible de niños, mujeres y hombres que celebraban felices los fuegos artificiales del día nacional de Francia.
Carlos V profetizó hace cinco siglos: “nadie está seguro en esta vida.” ¿Hoy es siempre todavía? El terror ya no quiere aterrorizar, sino hacer odiadoras maximatanzas de inocentes.
¿C´est la vie?
El rapto de Europa Para raptar a la hermosa Europa, hija de un ganadero taurino, Zeus se encarnó en uno albahío, se la echó a los lomos y, él, a nado llegó a Creta, de donde la hizo reina.
¿No va, hoy, Europa camino de ser un cuento chino? Nos la están secuestrando ¿A dónde la llevan? Entre todos, la estamos perdiendo: las berenjenas no dejan ver el berenjenal en el que la ha metido. Theresa May viene con ganas de guerra, provocadora. Y no veo a la reina Merkel a lomos de… ¿qué?
¿Y la aspirante Turquía? Tranquila, no está.
El huso horario Hace días me enteré de que en televisión daban un programa de homenaje a Gila, y deseé verlo para alejarme del horror de la vida actual, monopolizada por políticos incapaces de sacramento. Pero… lo daban a las 23’45 -¡prime time!- y, a esa hora, llevo ya horas leyendo en la cama.
Como vivo solo y no he de rendir cuentas, almuerzo, ceno y vivo con horario europeo que he, casi, adoptado.
¿Son racionales para la vida familiar y laboral los horarios españoles?
¿A qué hora se acuesta Vd., a cuál se levanta?
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