Este artículo, que repetimos año tras año, se ha convertido ya en un clásico para esta sección de Almería en el Tiempo.
Y es que, queridos lectores, este hermoso rincón del Parque Natural que pertenece a dos Ayuntamientos (Níjar y Almería) prácticamente no existe ni para estos organismos locales ni tampoco para la Junta o la Administración Central: Ni hay alcantarillado ni aseos públicos (con lo que los miles de visitantes tienen que hacer sus necesidades en los descampados o junto a las esquinas de las viviendas), tampoco hay duchas ni se fumiga (con lo que nos podemos topar con toda clase de insectos incluida ratas en la vía pública) y un mínimo mantenimiento brilla por su ausencia (cables de la luz y del teléfono destrozados y descolgados por las fachadas, zona deportiva que se hizo en memoria de Juan Rojas completamente abandonada e invadida por las caravanas, si te sientas en las supuestas plazas puedes tener algún accidente: bancos rotos y sin respaldo y pivotes deteriorados y oxidados con lo que los coches también entran en las plazas, sin señales ni pasos de peatones)…
Este verano la situación es alarmante y de extrema urgencia porque, a los hechos mencionados que son de por sí graves, unimos que prácticamente a diario y, sobre todo, fines de semana y fiestas, se vive en un caos permanente debido a la masificación: Los vehículos aparcan en prohibido e invaden los accesos, no se respetan las flechas de dirección obligatoria (la carretera es de un único sentido y se utiliza en los dos), los kayak y las caravanas invaden el núcleo urbano lo que impide el aparcamiento, las bajadas a la playa e incluso el acceso a las viviendas. Excrementos por doquier ante la mencionada falta de servicios públicos. Por otra parte, los vehículos se ven obligados a salir de núcleo por la única dirección habilitada que transcurre por la antigua carretera del Faro, la cual está a medio asfaltar y llena de agujeros que dificultan el tránsito de coches bajos y además la gente aparca en plena carretera.
Tenemos que evitar que la Fabriquilla, Parque Natural, dé sensación de chabolismo con un medio ambiente de suciedad y abandono. Esto es fácil de arreglar con una buena planificación para no impedir la convivencia porque ya ni tan si quiera hay seguridad vial y se producen altercados ante la masificación.
Desde esta columna pedimos, una vez más, que las distintas administraciones cumplan con la obligación constitucional de asegurar unos mínimos servicios públicos.
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