Para algunos almerienses o sobra la alcazaba o la estación del tren

 

Juan Torrijos
22:54 • 26 jul. 2016

Se celebró una concentración en defensa de la Alcazaba y se notaron algunas ausencias principales, entre otras aquellas que le ofrecieron hace unas semanas un abrazo a la estación del ferrocarril. ¿Quiere ello decir que los que estaban en la estación abrazando el maravilloso edificio y no estaban en la reunión de la Alcazaba quieren, desean y apoyan que el monumento sobre el barrio de la Almedina desaparezca? Si no es así que nos lo aclaren, pero es lo que demuestran con su ausencia. Debe ser que no era, no es políticamente correcto defender la Alcazaba en estos momentos, sí el edificio de la estación. ¡Hipócritas! 
Nos preocupa, y es perfecto que así sea, un edificio de ciento y poco años y parece que no le damos importancia alguna al monumento más importante de la capital. Aquí pasa algo que no consigo entender muy bien. Todos los partidos políticos, con sus sindicatos correas y sus asociaciones pagadas con subvenciones públicas acuden al abrazo del hermoso edificio del ferrocarril, pero esos mismos partidos, esos mismos sindicatos, esas mismas asociaciones que pagamos con dinero de todos los almerienses no lo hacen con la Alcazaba.
No conozco a Jesús Muñoz, tampoco a Silvia Rodríguez de Acción por Almería. Se puede estar de acuerdo o no con sus planteamientos para nuestra provincia, pero los cinco puntos propuestos para la defensa de nuestra Alcazaba me parecen que son asumibles por todos y cada uno de los almerienses, por muy distintas que sean sus ideologías, sus intereses y sus jefes pagadores. Si no somos capaces los almerienses de dar una imagen de unión ante la Alcazaba, ya me dirán cuándo y por qué vamos a dar esa imagen. Y no es cuestión de número de personas reunidas, es que la representación política, sindical y social fue nula. ¿Cobardía, vergüenza, miedo? Un poco de todo. Es el sino que nos ha tocado vivir, por ello nos toman el pelo en Sevilla y en Madrid, saben que controlando con buenos sueldos a los cuatro gaznápiros que rodean a partidos, sindicatos y asociaciones la victoria estará siempre de su lado.
Tras la concentración ya no tiene que dimitir el señor de Fiñana, ni doña Gracia “la opaca” pedirle a la sultana unos euros para ese monumento que lleva veinticinco años esperando un poco de auxilio. Pero claro, desde la Giralda no se ve la Alcazaba.


 


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