La ya ex ministra de Fomento, Ana Pastor, ha accedido a su nuevo cargo de presidenta del Congreso de los Diputados dejando un panorama desolador en las comunicaciones ferroviarias de Almería. Este fin de semana se cumple un año desde que el PP anunciara la adjudicación del tramo de AVE entre Pulpí y Cuevas del Almanzora por un importe de 40 millones de euros. Estas obras, según aseguraron los dirigentes ‘populares’, comenzarían antes de que finalizara 2015. Sin embargo, un año después del anuncio de lo que pretendía ser el reinicio de las obras del AVE en nuestra provincia, seguimos exactamente en el mismo lugar. Ni se ha cumplido ese vaticinio ni tampoco sabemos nada aún del proyecto entre Cuevas y Vera que, también según el PP, se estaba “redactando”.
En lo que llevamos de año, el PP ha pretendido contrarrestar esa realidad con excusas de todo tipo, intentando pasarle ‘el marrón’ a las pobres tortugas de la zona y a todo lo que ha podido para no reconocer lo que es evidente: lo poco o nada que le importa esta provincia. No se puede entender de otro modo si tenemos en cuenta que, cuatro años y siete meses después de que Rajoy llegara a La Moncloa, la fotografía del AVE en Almería sigue mostrando tonos sepia.
El color de esa instantánea pasa al blanco y negro si miramos lo que está ocurriendo con la línea de tren convencional que nos une con Sevilla. Desde el pasado año estamos sufriendo en primera persona el corte de esta línea entre Antequera y Granada, lo que nos obliga desde entonces a realizar dos transbordos, para llegar a nuestro destino –autobús mediante– seis horas después. Lo que en principio solo iba a durar seis meses ya va por 15, debido al injustificable retraso de las obras y, lo que es peor, sin que el Ministerio de Fomento diga cuándo se pondrá fin a este suplicio.
La señora Pastor ha sido la peor compañera de viaje para nuestra provincia. No dirán lo mismo en Galicia, adonde han ido a parar en estos años la mayor parte de las inversiones de la Alta Velocidad. Mientras tanto, en Almería ha dejado una deuda de 417 millones de euros, correspondientes a las partidas consignadas en los Presupuestos Generales del Estado de estos en estos últimos años, aunque nunca ejecutadas.
Quien la sustituya deberá tener eso en cuenta. Deberá asumir que la repercusión económica de esas decisiones es incalculable para la provincia y especialmente para nuestros sectores productivos más potentes, como la agricultura o el turismo. Y sobre todo, deberá poner el reloj de Almería en hora cuanto antes, recuperando el tiempo atrasado.
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