Mapas, milongas y desprecios

Cuando conocí que la “mejora” que se le iba a dar al interminable Talgo Almería-Madrid era una bochornosa reducción de ¡siete minutos! sobre las actuales siete indecentes horas de traqueteo, subí a mi cuenta de Twitter un comentario que decía que para sumarse a estos grandes avances para Almería, la Junta iba a colocar la segunda piedra del Hospital Materno Infantil, que languidece desde 2011 en un solar cercano a Torrecárdenas. No sospechaba en ese momento que en ocasiones, como dijo el irlandés Oscar Wilde -ese benefactor de la industria del estuchado azucarero- la vida imita al arte. Y ya me dirán si no es una muestra de genio y talento que la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, tuviera el gesto de exhibir, durante un debate en el Parlamento Andaluz, un mapa de las dotaciones sanitarias andaluzas en las que el solar del abandonado y fallido centro almeriense aparecía como “hospital en obras”. ¿Un error? No; no era un error. Ese mapa falso (vaya usted a saber qué otras milongas contenía) era fruto directo del trato displicente y miserable que practica sobre Almería una administración que, después de presentar el proyecto (sin maqueta y sin financiación) en 2007, calificándolo como “hotel para madres”, puso una primera piedra con pompa y circunstancia en 2011 para olvidarse después de todo, siendo capaz de llegar a 2016 pensando que aún sigue en obras. Pero si creen que el desahogo de la Junta del PSOE de Sevilla alcanza aquí su cota más alta, se equivocan. Lejos de pedir disculpas, Salud ha terciado en la cuestión afirmando que el Hospital Materno-Infantil de Almería se encuentra “en fase de reactivación”. Así, con un par. ¿Y exactamente en qué consiste esa reactivación? Abandonado desde 2011 y con cero euros de presupuesto para 2016, insisten en el discurso lisérgico de que lo están poniendo en marcha. Y los socialistas de Almería, callados como piedras. Luego se extrañan de que el desprecio se pague con desprecio.