Tránsito peligroso

 

Emilio Sánchez de Amo
01:00 • 06 ago. 2016

Da alegría divisar esa imagen propia de esta época estival en la capital, multitud de gene que toma el sol, se baña en las playas ataviadas y cargadas de toda clase de complementos, juega en la arena, pasea por el marítimo, come y se refresca en las terrazas mirando al mar,…, y, en los últimos años más, quienes se limitan a pasear, tomar pipas o un pequeño helado sentados en los poyetes, o se bajan al fresquito de la orilla unas cervezas de casa por la noche, por aquello de la escasez económica.
Pero, desgraciadamente, hay elementos que entorpecen el poder hacer alguna de estas actividades con tranquilidad, concretamente en la zona que va desde el Palmeral hasta San Miguel.
Cómo no se han dado cuenta aún de que, pintar unas líneas blancas y unas cuantas señales sobre el mismo suelo que el resto del marítimo no es suficiente para establecer la existencia de un carril bici en primera línea costera, y pretender que sea un lugar seguro para personas mayores, para jugar los niños o transitar tranquilamente por él. No será porque no se quejan los vecinos ni se echan las manos a la cabeza ante tal despropósito los visitantes al ver cómo pierde valor nuestro punto turístico más concurrido en verano.
Quizás habría que delimitar bien el espacio, con un bordillo, un pequeño seto por el margen del carril bici, pintando el suelo de otro color que llame la atención del viandante,… Pero esto no es todo; echo en falta una campaña de concienciación y educación para usuarios del carril y transeúntes con la que tratar de conseguir que convivamos con algo nuevo y útil para tener una ciudad algo más sostenible. 
Es muy habitual notar la velocidad no recomendable con la que circulan muchas bicicletas por el citado tramo y, ya se sabe, un niño pequeño se escapa de tu lado y se cruza por el carril bici en un abrir y cerrar de ojos, no debemos dar pie a que ocurra una desgracia para solucionar el problema, sólo hay que escuchar de manera competente las demandas de la gente y tener determinados conocimientos para desempeñar la actividad pública. Decía Luther King que “Nada en el mundo es más peligroso que la ignorancia sincera y la estupidez concienzuda”, es preocupante que se transite sobre ambas, máxime si tienes en tus manos la gestión de lo que es de todos.


 


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