Chalados, delirios y condones

Dicen los psicólogos que una persona con trastorno delirante puede ser bastante funcional y que no necesariamente ha de ir por la vida con un embudo en la cabeza o disfrazada de ornitorrinco a todas partes. Es decir, que el chalado no es proclive a mostrar un comportamiento extraño, excepto cuando empieza a pensar en su idea delirante. Aquí es cuando vienen las madres mías. Y en la Europa del S.XXI, pocas ideas resultan más desatinadas y alucinantes que el discurso independentista y fraccionador que sostienen algunos partidos en algunas regiones del viejo continente. Volver, a estas alturas, a la Europa de los principados y los cantones parece, como poco, un pésimo proyecto de futuro.  Ahora bien, de entre todos los afectados por este síndrome, los independentistas catalanes son los que peor diagnóstico presentan. Lo penúltimo ha sido la invención en la Televisión Pública Catalana TV3 de una presunta selección olímpica catalana que, al parecer, compite en las Olimpiadas de Río contra el resto de selecciones nacionales, especialmente contra la española, de la que –por cierto- son miembros todos los “seleccionados” catalanes. Pero esta esquizofrenia sufragada con el dinero de todos los españoles no es la última gilipollez de esta panda de catetos. La majadería más reciente de la que hemos tenido noticia la ha protagonizado el diario digital “Directe”, del que por cierto fue director el ahora vicepresidente autonómico Oriol Junqueras, ese hombre de mirada doblemente inteligente. Bueno, pues este periódico se hizo eco del triunfo de una joven catalana en un concurso -patrocinado por una marca comercial- de poner condones en unos falos de plástico con este titular: “Cataluña, también por delante de España en poner preservativos”. Lamentablemente, los papás de muchos políticos catalanes no hicieron en su día igual que Esther Barrabeig, la camarera de Reus de 29 años que logró la catalanísima gesta de insertar once gomas en sesenta segundos. ¡De menuda nos habríamos librado!