En la firma del pacto PP-Ciudadanos parece que Rafael Hernando llegó a desearle larga vida al romance de amor que se traen ambas formaciones políticas. Sin embargo han pasado solo unos días de negociaciones y ya barruntamos algunas dificultades de procedimiento aunque no paren las oficinas de marKeting de hacer publicidad positiva- Por de pronto han dejado para el final, lo de la comisión de investigación que es donde está la cuestión con cuernos de la corruptela. Tienen también algunos temores sobre la reforma laboral y últimamente parece que no se aclaran sobre la financiación ilegal y el enriquecimiento personal como causa para apartar a los imputados. Las estrictas exigencias “ sine que non” de Albert Rivera se tambalean en las comisiones negociadoras. Estamos más cerca de un matrimonio de conveniencia que dentro de un romance de amor. No es fácil ejercer de centro en la política española después de la crisis del bipartidismo. Ciudadanos lo intentó antes con el partido socialista, con lo cual se gano la repulsa de Rajoy ; ahora, en cambio, intenta salvar a la derecha después de haber repudiado tantas veces a su representante en funciones. Un lío estratégico, lo miren por donde se mire. Lo cierto es que queda todavía mucha tela que cortar, como apuntan algunos negociadores. Parece que una medida clave en el bloque social es el complemento a los salarios bajos, exigencia de Ciudadanos y rechazo de los populares por su elevado coste. Otra cuestión que está dando que hablar es cómo se suspende a un cargo público por corrupción. El quebradero de cabeza lo ha propuesto el diputado popular Oscar Clavell , imputado por prevaricación, malversación y fraude pero a quien no se le puede acusar de enriquecimiento ilícito o financiación ilegal. Esto obligaría, según los entendidos negociantes, a una rebaja del veto por corrupción. Los populares suelen decir que no hay “ obstáculo insalvable” pero a medida que pasan los días al romance de amor le crecen los enanos. Al hombre de la calle cuando le preguntan sobre el tema pone cara de no saber si se le acaba el camino o estamos ya en el abismo, por ni siquiera estos pactos aseguran la investidura. NO me extraña que alguien pueda escribir investidura con b allá para el veinte y cinco de diciembre que es cuando más hablamos de paz y de buena voluntad.
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