Esta ejemplar profesora de Historia que siempre valoró más el contenido que el continente, el ser que el parecer y a la persona del alumno muy por encima del absurdo entramado burocrático que hoy caracteriza al sistema educativo, es todo un modelo de vocación que puede servir como referencia a los nuevos aspirantes al magisterio. Sí, queridos lectores, es para mí un auténtico orgullo escribir este artículo de hoy a una de las más insignes compañeras de profesión. Querida Catedrática de Historia, desde aquel curso 1979-80 en que comenzaste tu singladura profesional en el Instituto Nicolás Salmerón (tras ejercer un año en San Roque), han pasado más de 35 años de entrega incondicional a la educación en el referido Instituto del que formas ya parte para siempre. El pasado día 10 recibías un merecido homenaje de prejubilación y, aunque terminabas el 30 de Junio, en un gesto que te honra y muestra tu calidad humana, prolongaste tu trabajo hasta finalizar con los exámenes de Septiembre. Es verdad que siempre fuiste una profesora exigente buscando lo mejor para tus discípulos pero, a la vez, justa y coherente (si les decías que había que estudiar a diario, tú también corregías los exámenes y los entregabas prácticamente al día siguiente). Es verdad, Vicenta, con tu genio y figura, has dejado una huella imborrable. Los buenos profesores lo son independientemente de los cambios legislativos y tú eres una innovadora innata, siempre libre de programaciones autómatas, siempre enseñando a pensar desde la imaginación creadora. Ojalá que los sistemas educativos dejen espacio a los verdaderos profesionales para desarrollar todo los que llevan dentro en beneficio de sus alumnos. Una vez me dijiste en la Universidad que llegaste a la enseñanza por vocación y que te ibas sin haberte quemado, con la ilusión del primer día. Estoy convencido de que es así. Hablar de tu curriculum sería interminable, pero me gustaría destacar tu paralela labor como historiadora brillando en la investigación y siempre aplicándola a la didáctica. Desde muy joven estuviste en la vanguardia tanto de la vida cultural almeriense como universitaria y colaborando en congresos, ponencias, seminarios, revistas y publicaciones tanto a nivel individual como colectivo. En fin, una vida densa, dinámica y completa de esta historiadora con voz de maestra que nunca va a perder el interés por aprender y enseñar. Ya estás pensando en poner en marcha un Club de lectura de Novela Histórica (sería fantástico para contribuir a la formación social y ciudadana ) y tienes en mente muchos más proyectos. Por último sólo darte las gracias por toda una vida.
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