A Susana se le encendió la bombilla

Viajar a Almería supone superar las barreras que impone la pereza por las pocas facilidades de comunicaciones

Antonio Felipe Rubio
01:00 • 16 sept. 2016

La visita de S. M. la Reina Doña Letizia a Almería con motivo de la apertura del Curso Escolar en el “Ginés Morata” concitó las primeras autoridades: ministro, consejera, delegados… y la primera autoridad local, el alcalde de Almería. La ausencia de la presidente de la Junta de Andalucía se justificó por la “avería” del avión al encenderse un testigo (piloto) que avisaba de una posible mal función en los sistemas de la aeronave de Air Nostrum que realiza los vuelos regulares entre Almería y Sevilla. Afortunadamente, no hubo tal fallo de seguridad; pero, siguiendo los preceptivos protocolos, el avión suspendió el vuelo programado y quedó en tierra hasta resolver la incidencia.
La oportuna activación del piloto “encendió” la bombilla de Susana. La perfecta excusa para evitar un desplazamiento meramente protocolario y, de paso, postergar el encuentro con el alcalde, que aún sigue esperando mantener el solicitado encuentro con la dirigente andaluza.
Entiendo que tiene poco rédito político para una “Super Star” el papel de comitiva acompañante de S. M., pero la inauguración del Curso tenía carácter nacional y se celebraba en Almería, provincia que aún sigue perteneciendo a Andalucía.
Viajar a Almería supone superar las barreras que impone la pereza por las pocas facilidades de comunicaciones, salvo que el particular interés por llegar sea superior a la distancia y la incomodidad. 
En las campañas electorales se pertrechan las facilidades de comunicaciones para estar a punto en los mítines, y se emplean los medios necesarios para asistir puntualmente a una votación ajustada y decisiva… O sea; que si se quiere, se puede. Y se suele hacer hasta para cosas menos trascendentes y con carácter privado. Alfonso Guerra ya ilustró cómo se puede llegar a tiempo a una corrida de toros empleando un Mystère. 
La asistencia a un acto institucional de alcance nacional y con presencia de la más alta instancia del Estado justifica la acción que supere la contingencia presentada a coste y proporcionalidad razonables. 
La alarma del avión se conoció a 08:07, hora local. Quedan tres horas para buscar una alternativa, incluido un vuelo privado desde el aeropuerto de San Pablo. Por cierto, Sevilla es provincia líder en la industria aeronáutica. Magnífica oportunidad para que Susana Díaz hubiese demostrado capacidad de maniobra y agilidad logística a la hora de urgir una brillante alternativa y no quedar bloqueada como si se tratase de un país subdesarrollado en el que una pequeña incidencia técnica da al traste con la expedición.
Da la sensación de pobreza, incapacidad, impotencia… e insultante desdén abandonarse al infortunio (recuérdese, 13 y martes) para, así, enfatizar la desgracia de las pésimas comunicaciones de Almería con sus hermanas de la misma Comunidad. Extraordinaria publicidad para aquéllos que hayan deducido de este incidente que “viajar a Almería es toda una aventura”. Ya saben: Andalucía 3.0, Imparable, De Lujo… y la hostia.
El foco de atención hacia S. M. implica la condición de “segundona” de Susana Díaz, aspecto inasumible desde su conocido “genio” y protagonismo. Y eso queda antepuesto a otras consideraciones que puedan afectar a la estética, protocolo y otros efectos que pudieran derivarse del entorno afectado; o sea, Almería. Esto tuvo que ocurrir en Almería, y no en otro lugar.
La escasa convicción es el mejor impulso para encontrar la mejor excusa. Almería posee el mayor número -porcentual- de aulas en barracones de Andalucía; no tenemos enlace ferroviario adecuado con Sevilla; los vuelos son escasos y caros… pero recibimos inmenso cariño: “A Almería la llevo en el corazón”. Y con eso ya comemos todos.


 







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