El anuncio de la petrolera Cepsa, controlada por Abu Dhabi, de poner a la venta su participación en la empresa almeriense Medgaz, propietaria del gasoducto entre Argelia y Almería, fue comentado por un periodista radiofónico de la siguiente forma: “Los trabajadores almerienses de la empresa están preocupados por su futuro”. Desconozco si esta afirmación del periodista se ajusta a la realidad –yo creo que no-, pero, si así fuera, pediría a los sesenta trabajadores de Medgaz en Almería que se despreocupen, que este tema no va con ellos. Esta operación para nada influye en la estabilidad de la empresa y, consecuentemente, ninguna repercusión va a tener en el futuro laboral de sus trabajadores. Puede ser difícil de comprender, pero en ocasiones movimientos societarios de este tipo no son reflejo de una situación de crisis de una empresa, sino justamente de lo contrario, de fortaleza. Medgaz fue fundada a principios de esta década con el propósito de construir y explotar el gasoducto que trae a Europa gas procedente de Beni-Saf. En 2009 el consejero Martín Soler supo realizar una buena gestión: consiguió que el domicilio social y fiscal se trasladaran a Almería. Hoy, Medgaz es una empresa almeriense, precisamente la segunda empresa provincial por volumen de facturación. En 2015 sus ventas alcanzaron los 216 millones de euros. Solo Cosentino factura más.
Si Cepsa consigue desprenderse de sus acciones en Medgaz, no sería éste el primer cambio que se produce en el accionariado. Hace tres años la distribución del capital era distinta. Estaban, además de los tres actuales accionistas (Sonatrach, Cepsa y Gas Natural Fenosa), Endesa, Iberdrola y Gaz de France (GdF Suez). En un primer movimiento accionarial Endesa e Iberdrola salieron, y posteriormente también salió GDF Suez. En la actualidad la argelina Sonatrach posee el 43 %, la empresa del Golfo Pérsico es titular del 42 % y la española Gas Natural Fenosa posee el 15 %. Los estatutos de Medgaz contemplan el derecho de tanteo sobre las participaciones en venta, por lo que es posible que las acciones propiedad de Cepsa se distribuyan entre las otras dos empresas accionistas. El importe de la operación puede rondar los 300-400 millones de euros.
¿Por qué Cepsa quiere desprenderse de sus acciones en Medgaz si el negocio es tan rentable? Pues precisamente por eso, porque el negocio es rentable y su venta puede proporcionar cuantiosas plusvalías. No olvidemos que Cepsa está resultando un quebradero de cabeza para su propietario, el fondo IPIC, de Abu Dhabi. Los bajos precios del petróleo están castigando sus cuentas. Medgaz es una de las pocas participadas que le da beneficios. En 2015 Cepsa consiguió de Medgaz 30,2 millones de dividendos. Con su venta espera conseguir plusvalías de alrededor de 150 millones. Cepsa también está a punto de vender a Amancio Ortega su Torre Cepsa, del Paseo de la Castellana, de Madrid, por 450-500 millones.
La construcción del gasoducto de Medgaz ha sido un éxito. Argelia manda a España casi el 60 % del gas que importamos. Algo más de la tercera parte viene por Almería. Las terminales de gas argelino en Almería y Tarifa suponen para Europa un enorme alivio ante posibles incidencias con países como Rusia. Que duerman tranquilos, pues, los 60 trabajadores de Medgaz en Almería, que mejor empresa no podían tener. Lo de cambios en el accionariado, eso a ellos no les incumbe.
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