Tortugas, sapos unicornios

Por experiencia acumulada, empiezo a temerme lo peor cuando veo el nombre de alguna especie animal en los titulares de la prensa almeriense. Y es que los hechos, siempre tozudos, demuestran que cada vez que el redactor de turno tiene que recurrir a la taxonomía para empezar a poner nombres latinos de bichitos, nos podemos ir dando por fastidiados, dicho sea en lenguaje poético. Párense a pensar en esto: si a la hora de hablar de trenes y carreteras para Almería se habla más de zoología y botánica que de ingeniería, algo está fallando. Y lo cierto es que ahora se habla mucho de la tortuga mora y no precisamente por el interés zoológico del quelonio, sino porque una vez más la política recurre al comodín del público y se saca de la chistera un animalito para justificar un nuevo retraso o un nuevo descuadre de la planificación de los trabajos. En este sentido, la diputada almeriense del PSOE, Sonia Ferrer, acaba de decir que la entidad responsable de la creación de una reserva para la protección de la tortuga mora (Testudo Graeca) afectada por el trazado de la línea de AVE en el tramo Pulpí-Cuevas del Almanzora es ADIF, rechazando así las invitaciones del PP a que fuera la Junta la que se ocupara de sacar a las tortugas de la zona (que es su hábitat natural) por la que unos ingenieros insensibles quieren hacer pasar el tren de altas prestaciones. Pero lo que verdaderamente tiene caparazones es que nadie se acuerde ahora de que hace unos años, cuando la batalla infraestructural de Almería eran las autovías, la excusa que empleaba el Gobierno (por entonces del PSOE en conjunción astral de Gobierno, Junta, Diputación y casi todos los ayuntamientos) era el sapo leproso (Mauremys Leprosa) y era objeto de idéntica escenificación de preocupación ecológica. Al paso que vamos, no me extrañaría que nos dijeran que lo del hospital materno-infantil se va a atrasar un poco más porque han descubierto que el solar de la primera piedra es el hábitat natural del unicornio andaluz (Miarma Frontalis).