Lo que se dice y no se dice

El portavoz del Grupo Municipal del PSOE en el Ayuntamiento de Almería, Juan Carlos Pérez Navas, se acercó la otra mañana al cerro de San Cristóbal y salió de allí sensiblemente afectado. Descubrió suciedad, escombro y falta de cuidados municipales. En este sentido, aprovechó para enviar a la prensa una nota urgiendo al equipo de Gobierno Municipal del PP a adoptar las medidas necesarias para acabar con ese estado, que viene a ser poco más o menos el mismo que ya tenía la zona cuando él era Teniente de Alcalde en los años de Cabrejas. Pero no voy a eso. 
Lleva razón el señor Pérez Navas cuando dice que faltan medios municipales para corregir la situación, ya que probablemente sería necesaria la totalidad de la plantilla del servicio de limpieza en horario continuo, más que nada porque buena parte de los vecinos de esa zona (la generalización es siempre injusta) no son especialmente observantes de las buenas prácticas de conservación y limpieza del entorno, que eso es algo que el señor Pérez Navas ni se atreve, ni se atreverá a decir. En determinados asuntos mucha gente está cómoda asumiendo la impostura de no decir en público lo que piensa o sólo dice en círculos íntimos. Y así, la culpa de la suciedad la tiene quien no recoge lo que otro ensucia. Ese ese el nivel. Pero lo que sí dice el portavoz socialista es que hay que recuperar el tiempo perdido para convertir la zona “en el referente turístico y patrimonial que tendría que ser estando, como está, en el entorno de La Alcazaba y en el casco histórico de la capital”. De nuevo, lo más llamativo no es lo que se dice, sino lo que no se dice. Y olvida mencionar el señor Pérez Navas que el famoso PERI de San Cristóbal es algo que la Junta de Andalucía tiene en limbo del incumplimiento desde hace casi 30 (treinta) años y que el motor de regeneración de todo el Casco Histórico es la Plaza Vieja y el Ayuntamiento, que acumula un larguísimo calendario de abandono y desprecio por parte de la Junta del PSOE de Sevilla. Pero de eso, naturalmente, ni palabra.