Amistades peligrosas

José Luis Sánchez Teruel
01:00 • 23 oct. 2016

El Debate sobre el estado de la Comunidad que hemos vivido esta semana en el Parlamento andaluz ha puesto de relieve, una vez más, el compromiso de la presidenta de la Junta de Andalucía con el fortalecimiento de los servicios públicos y el mantenimiento de las políticas destinadas al fomento del empleo. De un lado, Susana Díaz anunciaba el crecimiento del Presupuesto andaluz para 2017 en las partidas destinadas a Salud, Educación e Igualdad y, de otro, la oferta de 5.500 plazas de empleo público, de las que la mitad estarán destinadas al ámbito sanitario y el resto a educación. 
Este impulso, además, se está realizando desde la estabilidad que tiene Andalucía frente a la convulsa situación que vive el país desde las elecciones del 20 de diciembre de 2015, hace ya más de 300 días. 
Y todo esto en un contexto económico muy complicado en el que Andalucía está sufriendo una injusta financiación, que acumula casi 4.700 millones de euros de déficit en los últimos años, con la que tiene que sustentar servicios públicos fundamentales en condiciones de igualdad. 
Por eso, se hace muy difícil de entender el debate bronco protagonizado especialmente por Podemos e IU, cuyos representantes están centrados en hacer oposición al PSOE de forma obsesiva. Actuando como muleta de la derecha, se han convertido en esa izquierda que tanto le gusta al PP y que ha permitido a Rajoy sacar más escaños tras las  elecciones celebradas el pasado mes de junio.
Podemos e Izquierda Unida tuvieron en sus manos impulsar un gobierno progresista; pudieron votar a favor o incluso abstenerse, pero la realidad es que votaron no junto al Partido Popular. Buscaron unas segundas elecciones sin pensar en lo que era bueno para este país, puesto que su único objetivo fue bloquear la investidura, por encima de cualquier otra cosa, y situarse – a eso aspiraban- por delante del PSOE en la siguiente convocatoria electoral ¿O acaso nadie recuerda ya las furibundas intervenciones de Iglesias contra el candidato socialista en el Congreso de los Diputados? Y ahí siguen, instalados en una obcecación irracional contra el PSOE que solo provoca la división de la izquierda, lo que hace irremediablemente más fuerte a la derecha. 
Esa misma estrategia anti PSOE es vieja y habitual en el Parlamento andaluz desde el mismo momento en el que el PSOE ganó con claridad las elecciones andaluzas de marzo de 2015. El último ejemplo lo tenemos en el Debate de esta semana, donde Podemos votó hasta en 25 ocasiones a favor de las propuestas del Partido Popular. Definitivamente, hay amistades que pueden llegar a ser muy peligrosas. 







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