Después de cada convocatoria pública de la Mesa del Ferrocarril se abre el debate sobre la respuesta ciudadana. En la última también se han dado datos dispares sobre el número de asistentes. Este periódico ha dicho que fueron alrededor de mil, pero en todo caso muchos menos de los que corresponde a la importancia de lo que está en juego, y al trabajo que supone organizar actos como ese.
Se habla en seguida de la diferencia de respuesta con otros lugares. Se tienen recientes las concentraciones de Granada y Badajoz con reivindicaciones ferroviarias y, una vez más, perdemos ampliamente en la comparación. Y se buscan causas que expliquen la desafección de los almerienses ante los grandes temas colectivos, achacándola a una apatía congénita.
No hay duda de que las causas son varias y de que su análisis es complejo y difícil. Yo creo personalmente que una de ellas es la reminiscencia del caciquismo que lleva mucho tiempo condicionando nuestra convivencia: los que ejercen algún tipo de poder en nuestra sociedad tienden a hacerlo de forma paternalista y un poco despótica (todo para el pueblo, pero sin el pueblo), y los que recibimos su ejercicio lo hacemos de forma sumisa y complaciente, procurando no provocar la ira del que manda, que puede ser peligrosa y contraproducente.
En este sentido hay que entender actitudes como las de nuestros empresarios, que se consideran una élite social, una clase especial, aunque son sólo una parte de la sociedad civil: la parte “mercantil”. Su papel es muy importante en el tejido social, pero el poder económico, como el resto de poderes, hay que ejercerlo con espíritu de servicio al conjunto de la sociedad, y de acuerdo con todos sus integrantes.
Se pueden citar otros ejemplos, pero la cuestión importante es ahora cómo superar estas limitaciones y conseguir la unanimidad, o al menos la amplia mayoría que es imprescindible para la defensa de nuestros intereses. Nos estamos jugando el futuro de la provincia, la posibilidad de mantener nuestro bienestar y de desarrollar nuestras potencialidades.
Manifiesto Lo dice el manifiesto que se leyó allí: el ferrocarril es un servicio público que debe atender nuestro derecho fundamental a tener una movilidad digna y eficiente, propia del siglo XXI, una infraestructura imprescindible para nuestro desarrollo económico, y un instrumento básico y clave para la articulación de nuestro territorio. De ahí su importancia capital.
El trato que llevamos muchos años recibiendo está lejos de ser aceptable. Necesitamos que los almerienses se movilicen para que se resuelvan las carencias de nuestros servicios ferroviarios, y eso sólo lo conseguiremos exigiéndolos con rotundidad y con determinación. Todos unidos, porque la unión es la que hace la fuerza, y es el único argumento que puede lograr que se nos atienda debidamente.
Además de a los asistentes y a Rosa Ortiz, hay que agradecer su colaboración al Ayuntamiento y a las personas y colectivos que apoyaron la concentración: varias empresas (Agrobío, Vicasol, Femago, Cervezas El Cabo,…) niños y jóvenes que habían pasado semanas ensayando con gran ilusión, y artistas locales del prestigio del Niño de las Cuevas y de los incombustibles Sun Rockets que no solo demostraron que mantienen su vena artística, sino que expresaron en voz alta y clara lo que debería ser el discurso y la actitud común de todos los almerienses.
La Mesa no quiere más contemplaciones ante promesas incumplidas y esperanzas frustradas. Quiere que por el contrario el espíritu combativo prenda y arrase en la sociedad almeriense. En nombre y defensa de las generaciones futuras, que son las de nuestros hijos y nuestros nietos. Depende de nosotros exclusivamente lo que seamos capaces de conseguir.
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