Fin del inmovilismo! El PSOE ha logrado desbloquear la situación. Sangre, sudor y lagrimas, y lo que queda todavía. Las crisis es una oportunidad para mejorar. Podría ser el inicio de un cambio en la cultura política de este país. Una cultura sustentada en la polarización derecha/izquierda y en un partidismo de tribus y prebendas, tan interiorizado en unos y otros desde la Transición. Como afirma el sociólogo José Juan Toharia: la desafección ciudadana tiene mucho que ver con los estilos, modos y formas del debate político.
Política Ya no hay tanques, pero eso no implica que no haya conciencia de límites. El analista Timothy Garton Ash hacia un llamamiento a los liberales del mundo a hacerlo mejor: o el antiliberalismo populista de derechas o de izquierdas podría echarlo todo a perder. Aquí podríamos interpelar a nuestras élites de igual modo. O mejoramos las instituciones, y los partidos principalmente, y se genera confianza e ilusión o las consecuencias podrían ser negativas.
El resultado está a la vista, el PSOE ha sido el primero en caer. Los conservadores aguantan al límite, sin discurso ni proyecto. Podemos, que representó la esperanza de un cambio, ha perdido un millón de votos y una parte de su capacidad de seducción. Lo mismo se puede decir del catalanismo burgués y de negocios que con tal de no perder el poder se han echado al monte.
Espectáculo Los mass media se han convertido en los grandes protagonistas. Imágenes, videos y twittear a destajo, alimentan el nuevo argumentario, de las redes. Con unos medios en crisis y con numerosos problemas, deberíamos ser conscientes de la importancia para la salud democrática de una prensa de calidad y, en esto algo más se podría hacer desde las instituciones, que no sea solo el control de los medios. La noticia positiva es como ha resurgido con más profusión que nunca un ensayismo y una literatura académica de excelente calidad y rigurosidad.
Entre medias, los restaurantes llenos, y las risas abundantes. “¡Que bien no lo estamos pasando!” -Claman algunos-. Otros apremian a dejarse de humos y discursos vacios que solo sirven para distraer al personal. Principio de realidad frente a la sociedad adolescente instalada en el puro entretenimiento. Afrontar los problemas y apechugar con ellos. No vale hacerse la víctima o no asumir las responsabilidades de adulto.
Conclusiones Volviendo al principio, ahora podría ser el momento de una nueva cultura política sino queremos que el tinglado se pueda caer. No nos valen los apocalípticos ni los fatalistas ni depresivos, pero tampoco el inmovilismo o la parálisis. Hay que reaccionar. La sociedad española está necesitada de un nuevo proyecto de país o de una comunidad política renovada. Algunos hablan de una segunda transición, de encontrar nuevos ideales, como en su tiempo fue el ideal europeo.
Hay un optimismo inteligente que considera que éste es un país maduro y civilizado hasta límites admirables como lo demuestra, yo creo, que a pesar de la crisis y las tensiones territoriales no se haya quebrado la convivencia. Y es que mientras haya un buen profesor y un buen padre, la educación seguirá adelante, lo mismo se puede decir de la sanidad o de cualquier orden de la vida política y social.
Epilogo No son pocos los que consideran que hay que extremar los cuidados ya que atravesamos una época de riego sistémico y que de cualquier lugar puede brotar una situación peligrosa que derive en actuaciones compulsivas. De ahí, que más de uno ponga el acento en recuperar ideas como la fraternidad entre las personas y la colaboración y ayuda que representa el universo femenino, más que en las grandes utopías redentoras. (Mañana: Debate investidura (II): Estilos, modos y formas de la política)
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