Me desperté a media noche con la pesadilla de que había ganado Donald Triump. Me dije: no puede ser si hasta las portadas de los principales periódicos del país destacan la figura de Hillary Clinton en primera. Así que me dí media vuelta en la cama a esperar la madrugada. Para ser sincero debo decir que el día anterior tuve el pálpito de que podría ganar el empresario. A las ocho de la mañana del miércoles la noticia corría como un mal presagio. Casi nadie se explicaba lo que había ocurrido. El pretendiente a la Casa Blanca más políticamente incorrecto que se conoce ha logrado ser presidente de Estados Unidos por el sistema del colegio de electores. Como era de esperar las bolsas de todo el mundo reaccionaron de momento. Los medios de comunicación no sabían a quién llamar para obtener explicaciones de lo que pasaba. Aquí escuchamos opiniones para todos los gustos. Desde que había dos Américas, una encima de la otra que viven las dos sin mezclarse, hasta los nostálgicos sin consuelo del perdido sueño americano. Mientras tanto no cesaban de pasar imágenes de la “campaña más dramática. Salió a relucir mil veces el supuesto muro que el candidato pensaba levantar en la frontera con Méjico. A los mejicanos los calificó de “violadores”. Mala suerte también para los espaldas mojadas que buscan trabajo en USA y se esconden en los vagones de los trenes para cruzar la frontera. A toda esta gente achaca Triump la decadencia económica y moral de Estados Unidos. La precupaciones de Obama sobre el terrorismo, la sanidad y la economía, la inmigración y la política exterior ya no tendrán continuidad en el mandato de Triump. El nuevo mandatario piensa solventarlo de otra manera. Y, por supuesto, el mundo tiembla ante este cambio tan brutal de las reglas de juego políticas Algunos analistas recuerdan la posible influencias del Tea Party y en la misma onda colocan la ascensión de la ultraderecha en Francia junto a éxito del brexit en el Reino Unido. Existe un malestar profundo en la clase media que no termina de aclimatarse al orden de partidos Y es dentro de esta olla podrida donde florece todavía la semilla maldita de estos aventureros. Las consecuencias pueden ser en este momento imprevisibles. Habrá que descubrir el porqué del auge del populismo, como dijo Joe Bide. Hay gente que ni siquiera se muestra como republicana. Simplemente se siente un cero a la izquierda.
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