Debate escolar: tareas y deberes

“Es un anhelo unánime ese Pacto Educativo que arroje para siempre la política de la Escuela”

Pedro Mena Enciso
23:46 • 21 nov. 2016

En Educación da la sensación de que todo el mundo sabe y todo el mundo opina menos los profesionales. Hay ansiedad por controlar la mente de nuestros niños y niñas con fines puramente ideológicos dando escasa importancia a modelos y metodologías que beneficien realmente a los alumnos. 
En este sentido, y a lo largo de estos años, han surgido diversas leyes unidireccionales en función de la mayoría gobernante del momento. Es un anhelo unánime ese Pacto Educativo que arroje para siempre la política de la Escuela porque, en educación, debate que se inicia, debate que se politiza. 


Estudio y hábito Así ocurre con el tema que nos ocupa hoy: ¿Son las tareas importantes? Desde el punto de vista de la inmensa mayoría de los profesionales sí que resultan imprescindibles porque los conocimientos no se adquieren únicamente durante la clase sino también antes y después del tiempo escolar. Además el aprendizaje va ligado al estudio y el hábito de trabajo en casa es algo que se debe aprender desde niño y que sirve para toda la vida como bien afirma la periodista del País, Susana Pérez de Pablos, en su reflexión para concluir que ” las tareas son imprescindibles para prepararse una oposición, una reunión o un discurso”. Sin esfuerzo personal ni sistematicidad es difícil progresar: “El aprendizaje en la soledad de tu habitación, de tus razonamientos, de tus pensamientos y de tus descubrimientos es como se amuebla tu cerebro con conocimientos que te van a valer para formarte un criterio, opinar, tomar decisiones o votar”. 
Otra cosa es el tiempo a dedicar a los deberes. ¿Cuánto? Pues el razonable, el que dicta la razón, según la edad y la capacidad del niño. Me parecen interesantes también los argumentos que utiliza la citada periodista para intentar dejar claro que el asunto de los deberes no tiene nada que ver con la cuestión ideológica y que no es un tema de derechas ni de izquierdas (otra de las grandes cuestiones a debatir y todavía no superada en nuestro país donde pululan un buen número de individuos dedicados a la confrontación y no a la suma de todas las voluntades). 
Tengo la ilusión de que los jóvenes que estamos educando serán capaces de mejorar esta sociedad  tan pegada a la corrupción y superen para siempre el viejo maniqueísmo de buenos y malos, de izquierda y derecha. Lo importante, queridos lectores, son todas las  personas en sí mismas sin discriminación por razón de ideología y con unos valores verdaderamente democráticos, es decir, que sean capaces de convivir con los que piensen diferente desde el respeto y el enriquecimiento. 







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