La feria del libro de Almería en tres fechas

Tres fechas clave para una historia de la feria del libro de Almería que pudo cambiar el rumbo y el devenir de las actividades del libro

Paco Pérez
23:35 • 25 nov. 2016

Miren esta fecha, 1975
La primera feria del libro de Almería se realizó en 1975, poco después de morir Franco. Fueron los fundadores de la Librería Cajal José Romo y José María Artero quienes de la mano de la correspondiente institución, lo que vendría a ser hoy la delegación de Cultura sentaron las bases de la historia de la feria del libro en  Almería. Para esta primera feria, se editó un periódico diario que daba cuenta de los eventos y curiosidades del día anterior. Pocas celebraciones y poca fiesta, pues, en la primera salida de los libros a  la calle, debido al rigor del luto decretado por la muerte del caudillo y que prohibió la música en las casetas.


De aquella feria a la última celebrada este año, 2016, en el recinto de la Universidad de Almería  han pasado muchas ferias y fechas emblemática rescatadas de la memoria a raíz del acertado artículo de Marta Rodríguez, publicado en LA VOZ el 10 de noviembre sobre la necesidad de repensar no sólo la feria de la UAL, sino el actual modelo de feria.


Durante 20 años, la feria transcurrió en los márgenes del Paseo de Almería, desde la plaza del Educador hacia plaza circular, copiando un modelo  casi idéntico al que ofrecían las ferias más importantes del país, salvo en las fechas  en que tenía lugar: finales de noviembre y principios de diciembre y, por supuesto, en la casi nula afluencia de autores de renombre, firmas y, en fin, todos los medios desplegados por la industria del libro cuyo éxito de ventas anual pasaba inex­cusablemente por Madrid y Barcelona. La historia de la feria del libro de Almería es la historia de unas cuantas fechas en la que el cambio de modelo y de ubicación marcaron un rumbo que pudo haber consolidado una gran fiesta del libro.




Anoten otra fecha, 1996
Supuso un año clave por dos motivos: El primero, y el más especial, el que cambió para siempre mi forma de mirar los libros, y, cómo no decirlo, también cambió mi vida, nuestras vidas, fue porque conocí a Ana Santos y, el segundo , qué casualidad, la feria del libro, tras 20 años se instaló por primera vez  en la Rambla en un ambiente cargado de polémica.


A partir de este cambio, la feria cobró un carácter de recinto de ocio acotado porque la Rambla, recién inaugurada, le había ganado ese espacio al antiguo bulevar del Paseo. La feria, casi toda, sucedía en la Rambla. Siguieron años de cambios, después de esta edición por caprichos de los gobiernos municipales que no acababan de asimilar el nuevo rumbo;  así, iniciamos un peregrinaje por distintos sitios de la ciudad con mayor o menor fortuna hasta que pudo consolidarse. La última feria del libro que organizó la Junta de Andalucía, -hasta ese momento, la mayoría de las ferias estaban patrocinadas por la comunidad autónoma- fue con motivo de los Juegos Mediterráneos de 2005. Para entonces,




Ana Santos participaba activamente en las comisiones organizadoras con propuestas muy innovadoras, pero que no tenían el suficiente respaldo.


Quédense con esta fecha: 2006
El carácter, a veces, cíclico de los acontecimientos ha tenido en la feria del libro de Almería la importancia de que cada década inauguraba un nuevo formato y en algunos casos una nueva ubicación. El Ayuntamiento encargó a El Gaviero Ediciones la realización de la Feria del libro de Almería, y Ana Santos introdujo la primera novedad al sustituir feria por fiesta, sin más. LILEC, libro y lectura, comenzaba una andadura absolutamente renovadora y fresca que introdujo en la ya obsoleta feria ingredientes suficientes para desarrollar un modelo que contaminara, afectara y terminara por calar en esta ciudad tan necesitada. El virus gaviero se había liberado años atrás, con la publicación de la Revista Salamandria, y poco a poco había ido logrando un ejército de adeptos, unos walking dead iluminados por la fotografía, la literatura, la gastronomía, el teatro, y un sinfín de disciplinas que participaban de LILEC. Con sus cinco ediciones, LILEC tuvo  una vigencia entusiasta e innovadora no exenta de detractores,  cómo no, pero con ideas claras y llevadas a la práctica con esfuerzo y mucha dedicación.




Nunca olvidaremos esta fecha: 2014


¿Será definitivamente 2016?
Se cumplió el ciclo; después de otros 10 años, estamos en un escenario distinto y con una feria, en cambio,  que vuelve a mirar al pasado. Las ediciones que siguieron a LILEC en  la plaza vieja terminaron por ser una  de las mayores humillaciones para el mundo de las letras en cuanto al diseño y puesta en escena, además de una programación irregular y sin fundamento. Vuelvo a leer el artículo de Marta y coincidimos en la falta de conexión entre público, escritores y actos programados. El origen del fracaso de las ferias del libro puede estar en muchos factores, pero, en ningún caso en los escritores o el público, como ha apuntado el organizador de la última feria, y en respuesta al referido artículo. 


Acabemos con esto.


Paco Pérez trabaja desde 2007 en el Centro Andaluz de la Fotografía. Ha vivido de cerca la historia de la feria del libro de Almería.



Temas relacionados

para ti

en destaque