El miércoles a las 15.59 y desde el aeropuerto de Barajas, Eloísa Cabrera publicó en su muro de facebook una foto y un texto en el que se podía leer. “Después de mi primera sesión de control al gobierno, a punto de despegar para Almería, me llevo como compañero de viaje el libro de Lorenzo Marone “La tentación de ser felices”
No tengamos la tentación, seamos felices y nunca olvidemos de serlo…”.
En la foto que acompaña el texto aparece una Eloísa sonriente acompañada por dos diputadas y un diputado del grupo Popular en el lugar que ocupan en el hemiciclo.
El avión despega de Madrid con treinta minutos de retraso y en el vuelo la diputada comienza a leer el libro de Marone y piensa en el pleno que, al día siguiente, está convocado en Roquetas para aprobar los presupuestos.
Aunque todos los días que está en Madrid habla con Gabriel Amat, ese día no lo hizo. Todo iba bien y, además, habían quedado a las ocho de la mañana del jueves en el despacho de alcaldía para hablar del pleno. La normalidad era absoluta.
Faltaban pocos minutos para las siete de la tarde cuando sonó el móvil. Era Rafael Hernando: Eloísa buenas tardes, te llamo porque tengo que presentar el martes la reestructuración del Grupo y quiero proponerte para que seas la portavoz en la comisión de Turismo. Ya sabes que la incompatibilidad que hemos aprobado hace imposible que puedas compatibilizar ese cargo con la concejalía de Roquetas. Creo que es un puesto muy bueno, muy atractivo y me gustaría que te quedaras en el Congreso; de todas formas es una decisión personal y sólo tú debes decidir. Háblalo con Gabriel, con quien quieras ya sabes, y me dices algo; aunque ya te digo, que me gustaría que te quedaras con nosotros en el grupo; mañana me llamas y me dices lo que has decidido; tengo cinco diputados más afectados por esa incompatibilidad y la restructuración no puede esperar”.
Un segundo después de acabar la conversación con Hernando, Eloísa decidió llamar a Gabriel Amat. Pensó marcar su número directo, pero se acordó que a esa hora el alcalde y presidente de la Diputación estaba en la inauguración del Curso en la UNED y optó por marcar el de una de las personas que le acompañaba: “Por favor dile a Gabriel que me llame”.
Dos horas más tarde, pocos minutos antes de las nueve de la noche los dos políticos se encuentran en el ayuntamiento. La concejala comenta con Gabriel la llamada de Hernando y le pide consejo. El alcalde la mira, piensa unos segundos y le dice que tiene libertad para tomar la decisión que quiera; que es una cuestión tan personal que solo puede decidirlo ella y que le apoyaría sea cual sea.
Eloísa vuelve a casa. La cabeza no le deja pensar en otra cosa. Valora el puesto en el Congreso; que ese día ha participado con el ministro de Turismo en una reunión, que para Roquetas y para Almería es un puesto atractivo, que es Madrid, que es el Congreso, que se siente cómoda. Eso es lo que le dice una parte de su cerebro. Pero el corazón- me dice- le hace recordar que lleva toda la vida con Gabriel, “que es- créeme Pedro- como “mi segundo padre”. Y quiero seguir con él. Sobre todo ahora, que hay una campaña feroz de acoso; que no nos preocupa porque no hay nada, pero yo quiero estar con él. Creo que es mi obligación. No porque él lo necesite, sino porque a mí es lo que me pide el corazón”.
Al llegar a ese umbral inquieto entre la noche y el sueño la decisión está tomada. Eloísa renunciará a su acta en el Congreso y continuará como concejala de Roquetas.
Unas horas más tarde, a las diez de la mañana la todavía diputada y concejala vuelve a abrir su muro de Facebook y después de desear “Feliz día a todos y hagamos caso a nuestro corazón” cuelga una captura de una frase en la que se lee: “Cuando no sepas que decisión tomar, lanza una moneda. Cuando la moneda esté en el aire, repentinamente estarás deseando que caiga de un lado. Esa es la decisión de tu corazón, síguela”. Buda.
Dos horas más tarde Eloísa llama a Hernando: “Rafa, que ya lo he pensado. Me quedo en Roquetas. Es lo que me dicta el corazón”.
No sé si Eloísa hizo caso al fundador de la filosofía budista y lanzó la moneda al aire. Lo que no dudo es que hizo caso a su corazón.
Madrid puede resultar más atractivo que Roquetas (o no), pero, como escribió el matemático y filósofo francés Blaise Pascal “El corazón tiene razones que la razón no entiende”. O sí.
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