La ciudad de los pascueros robados

Curro Verdegay
01:00 • 10 dic. 2016

En Almería todo es diferente. Para bien o para mal, da igual, pero es diferente, muy diferente. Todos los años ocurre lo mismo. Confío en que no suceda, pero mi gozo otra vez de cabeza al pozo. Intento entenderlo pero no hay manera. Es una mezcla entre cutrerío, indignación y vergüenza ajena (o no tan ajena). 
Ni el espectáculo de fuegos artificiales y proyecciones de la Casa de las Mariposas, ni las miles de luces del Centro Comercial Mediterráneo, ni los turrones de Carrefour, ni el puesto de castañas de la Rambla… aquí el pistoletazo de salida a la Navidad lo da el primer pascuero robado. 
No es que sobrevivan decorando un par de semanas, ni que se lleven unos cuantos a los días de plantarse… No, los roban todos la primera noche. Podían atracar un banco, montar un vivero de limones salvajes o pedir el AVE corriendo en pelotas Carretera de Ronda abajo, pero no, prefieren dedicarse a robar lo poquito que da color a nuestras calles. Bueno, presuntamente los roban; no quisiera ser injusto, no vaya a ser que en realidad los trasplanten de la rotonda a la casa o los vendan al día siguiente ‘regalándoles’ una mejor vida. Tiene pascueros la cosa (bueno, los tenía).Aquí es cuando salta el ‘almeriense’ fanático  y dice aquello de: “¡Eso pasa en todas las ciudades!”. No, perdóname pero no. Eso no pasa en todas las ciudades. En otros sitios pasarán otras cosas, pero no esa. Lástima que por unos pocos paguemos el pato (y lo que no es el pato) los de siempre. ¿O no son tan pocos?
El otro día leía al borde del colapso neuronal la opinión de algunos almerienses, quienes, visiblemente enfadados, culpaban al Ayuntamiento de no tener cámaras vigilando encima de todos los pascueros… ¡Arre unicornio! ¡Arre!
No puedo dejar de imaginarlo. Lo veo, es que lo veo. Almería, año 2025. Nueve de la mañana, luce el sol. Cientos de legionarios con vehículos acorazados recorren el Paseo. Toda Almería espera ansiosa en la calle, los balcones están abarrotados. Se han instalado gradas supletorias especialmente para la ocasión. “¡Ya viene! ¡Ya viene!”, gritan desde la Puerta Purchena. El protocolo de seguridad se activa. Siete helicópteros vigilan desde el cielo, tres tanques siguen atrancados en Méndez Núñez… y entonces ocurre, un ‘camioncico’ cargado de pascueros aparece, sobre él varios jardineros del Ayuntamiento con chalecos antibalas. Es el gran día, ha llegado el momento de plantar los pascueros y enchufar las alambradas eléctricas. Ahora sí, es Navidad.
En fin, que si yo fuera pascuero y me destinasen a Almería no estaría muy tranquilo. Y si no que le pregunten a la estatua de Lennon, que a esta hora y como cada día continúa viviendo acojonada en esta, nuestra, ciudad.







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