Cargos almerienses de este partido, entre ellos Lucía Ayala, están pidiendo democracia dentro de Podemos. Yo diría que están intentando que no los laminen tras Vistalegre II. Y lo tienen muy crudo. ¿Serán laminados los críticos almerienses? La posición de los actuales dirigentes que apoyan a Pablo Iglesias así lo predice. ¿No tiene solución la izquierda en nuestro país? Parece que no. Nacen y mueren o se laminan entre ellos. Algunos militantes ya empiezan a decir en círculos íntimos que se precipitaron al llamar a la puerta de Podemos con tanta insistencia. Parecía que Podemos iba a ser la salvación de unos viejos partidos de la izquierda que sólo se dedicaban a mirarse el ombligo y pelearse entre ellos. Podemos las iba a reunir, unificar, presentar un frente común de las izquierdas españoles. Recibió apoyos, votos, ilusiones, ganas de cambios. Hoy bastante de ese personal empieza a darse cuenta de que Podemos se está quedando en el sueño de una esperanza. Podemos nos está dejando ver la peor cara de una izquierda antidemocrática y sectaria. Una izquierda en la que se está con el jefe y bajándote los pantalones cuando él lo crea necesario o te vas a ver ninguneado, solo y abandonado en cualquier esquina. Nada nuevo en política. La desilusión es una de las madres de los partidos políticos. Llegas a ellos para cambiar el mundo, y lo único que cambia es la cartera de algunos de los líderes. Esa desilusión se empieza a notar en los militantes almerienses de Podemos. No han conseguido contagiar esa ilusión, más al contrario, la han perdido hasta ellos.
No sé lo que estará pensando Antonio Heras, uno de los dirigentes almerienses de la morada formación, pero me atrevería a decir que anda algo arrepentido de haber jugado sus cartas a favor de un grupo o secta (en eso se está convirtiendo) al que ahora hace un llamamiento para que no se olvide la democracia interna en el partido. Si la izquierda no hace bandera de ella, verdad Antonio, ¿a qué se está jugando? El líder lo tiene muy claro: aquí solo mando yo. Los demás o se arrodillan o desaparecen. Y no sólo en las alturas de la meseta castellana don Pablo lleva este juego, en la baja Andalucía doña Teresa ha jugado las mismas cartas, ¿verdad, Lucía?
Puestas así las cosas, no nos debe extrañar que en unos años se vuelva al bipartidismo.
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