Iñigo Errejón, el derecho a discrepar

Kayros
23:04 • 20 dic. 2016

En la estrategia de los partidos  en su camino hacia el poder hay como dos modelos reconocidos: está, por un lado, el caudillismo del líder que es el que siempre tiene razón y está también, por otro, la búsqueda de la táctica a seguir mediante el contraste de pareceres. El fascismo hizo en su tiempo uso y abuso del primero hasta niveles delirantes. El segundo es propiamente la democracia. Hay partidos a quien no se les cae de la boca la palabra “razonable” como un vestigio  de lo que fueron en otro tiempo. Pero lo que se dice  “razonable” no es patrimonio solo de la derecha.
A lo largo de la historia hemos aprendido que el pensamiento ortodoxo no fue siempre es el auténtico ni el conveniente para el progreso del mundo. Por ejemplo recordemos las teorías de Galileo sobre la doctrinas de Copérnico. Si no hubiera sido por este par de desidentes aún estaríamos sosteniendo que la Tierra es el centro del universo. Sigo con interés la lucha dialéctica que se trae el secretario de Política y portavoz parlamentario de Podemos, Iñigo Errejón (Madrid, l983) frente a su compañero Pablo Iglesias. Al de la coleta le honra reconocer que Errejón tiene muchísimo talento. La derecha ha de estar haciéndose palmas viendo las discordias tanto programáticas como de táctica política. Contra el miedo a discrepar el portavoz de Podemos ha pronunciado una frase suntuaria: “El miedo a discrepar es un método de selección de la mediocridad”. “En Podemos todos estamos de paso mientras cumplimos una tarea” Aquí no se busca un método para alcanzar el poder sino un cambio político”. Eso significaría dar un paso atrás y volver a tropezar en las piedras de la izquierda tradicional. Desde 15-M los más sesudos analistas de la política española parten de un hecho necesario y es la unidad de toda la izquierda si se desea frenar el poder de la derecha. “Creo –dice Iñigo- que nada le gustaría más a los adversarios de Podemos que  ser un Podemos arrinconado en un lugar testimonial (….). Si nosotros nos dejáramos encasillar en los estereotipos que los adversarios quieren fabricarnos, una fuerza exclusivamente de resistencia sin capacidad para liderar un proyecto de país, los adversarios se encontrarían muy cómodos” Peridis solía dibujar a Alfonso Guerra como una mosca cojonera. A Errejón habría que pintarlo como una avispa en virtud de su inteligente aguijón. Gran parte del poder de convicción de Podemos podría diluirse inútilmente entre las masas jóvenes si a este muchacho salido de la universidad le dejan sin su derecho a discrepar. 







Temas relacionados

para ti

en destaque