El referente mundial del color ha declarado que el color del año 2017 sea el “Greenery”, que viene a ser algo así como follaje o verdor. Un color fresco, entre el verde y el amarillo, que nos recuerda a la primavera, cuando la Naturaleza con toda la gama de los verdes nos indica que es el momento de refrescar, revivir, restaurar, renovar… y está presente en todo el mundo. Es el verde de la hierba y de los árboles. Es el color de la conexión con la Tierra que tanto necesitamos ante este mundo convulso que nos ha tocado vivir en lo social y en lo político. Es el color de la reafirmación de la vida y necesitamos con urgencia sumergirnos en el mundo natural, porque la Naturaleza nos va a inspirar a encontrar un mundo mejor. El color de moda el año que viene también es un estado de ánimo y una actitud: es pasión y vitalidad. Quedan pocos días para que empiece el año, pero qué tal si: ¿empezamos mañana a cambiar el mundo?
Hace unos días en el Laboratorio de Ideas de EQUO Almería, que venimos celebrando en La Oficina cada miércoles último de mes, vimos el documental “Demain” -“Mañana” en español- que es una “road movie” que recorre los cinco continentes buscando ideas y personas que han innovado en las propuestas para luchar contra el cambio climático, la injusticia social y un mundo más sostenible. Este documental ecologista ha pasado en tiempo récord a ser un fenómeno social tras la Cumbre de Paris; parte de un estudio interdisciplinar publicado en el 2012 en la revista científica “Nature” que prevé un cataclismo planetario debido a la crisis ecológica, social y económica que estamos atravesando. El estudio es apocalíptico: vaticina la desaparición de gran parte de la humanidad para el año 2100 debido a que el mundo está superpoblado y el agua, la comida y el petróleo serán difíciles de encontrar. Estamos según el estudio en un momento crítico. Cyril Dion y Mélani Laurent, los codirectores, buscan revertir este estudio a través de personas que están haciendo acciones innovadoras en temas bases como: la agricultura, la economía, la política, la energía y la educación. Movimientos como Ciudades en Transición (Transition Tows) es un proyecto de la comunidad donde se persigue crear resiliencia (capacidad de adaptarse y superar la adversidad) social ante el colapso que se avecina por el cambio climático, el pico de producción del petróleo, la inestabilidad económica, etc. La primera ciudad en utilizar esta definición fue Totnes, en Inglaterra. El documental también habla de conceptos como: Ciudades Increíbles y comestibles (Incredible Edible) en Todmorden (Inglaterra); Agroecología y Permacultura de la mano del francés Pierre Rahbi con su movimiento “Colibrís”, con el que han sensibilizado a millones de personas con la lucha contra el hambre y del cambio necesario de paradigma de la sociedad; y mi admirada ecofeminista, de la India, Vandana Shiva, que nos conciencia sobre la necesidad de rescatar las semillas que siempre hemos cultivado y en ser biodiversos en la alimentación, ya que nuestra alimentación y el futuro del Planeta están en juego si seguimos apostando por una agricultura basada en las semillas modificadas genéticamente, los fertilizantes químicos y los pesticidas. Junto a éstos, ya conocidos, protagonistas en el documental aparecen otros que van contrarrestando con ideas y acciones innovadoras los efectos negativos que estamos ejerciendo sobre el Planeta. La economía y la ecología van de la mano a través, por ejemplo, de la economía circular con la que se mantiene contento al cliente, al consumidor, al trabajador y al medio ambiente (al que a mí me gusta llamar ambiente entero). La realización de este documental ya se hizo de manera no convencional, se realizó gracias al micromecenazgo de 10.266 personas con el que se recaudaron 444.390 euros, batiendo el récord de recaudación colaborativa.
¿Dónde queremos que crezcan nuestros hijos e hijas? ¿Qué hacer para poder promover estos cambios necesarios y urgentes? El mensaje de la película es claro: La ciudadanía tenemos que movilizarnos para convertirnos en los agentes de cambio y, para ello, tenemos que ser conscientes de que no hay democracia ni economía perfecta, pero necesitamos que cada comunidad sea más autónoma y, por lo tanto, más libre. Hay que escribir una historia nueva para cambiar el mundo: ¿Empezamos con el “Greenery” mañana?
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