Va tocando a su fin este año de turbulencias políticas, de desazón hacia las instituciones, de quema de máscaras de quienes decían ser distintos pero que forman parte casposa de lo que llamaban casta, sin ofrecer soluciones reales a las injusticias que bien diagnosticaron. Un año en el que el badajo de la campana política no ha parado de moverse con intensidad y virulencia, para no escuchar lo importante, el grito callado de los que sufren a diario la desigualdad, la crueldad, el hambre, la guerra o la opresión.
Si, va llegando a su fin un 2016 en el que el PP tocó su particular campana de la vela – como la de la Alcazaba de Almería, que anunciaba peligro – para frenar su pérdida de votos por las políticas crueles y la corrupción. Y les funcionó, a pesar de que una mayoría del país esperábamos que sonara la campana del despertador que nos sacara de esa terrible pesadilla, pero no, Iglesias no quiso poner en hora una legislatura fallida, negándose a un gobierno liderado por el PSOE, pero claro, como dice el refranero “campana de latón tiene mal son”, y consiguió que Rajoy se consolidara. Y así se llevó por delante este año a Pedro Sánchez, quien no ha sabido tirar la toalla en el rin antes de sonar la campana, o antes de ser noqueado.
Nos va dejando un año perdido más para el AVE en nuestra provincia, 417 M€ presupuestados no se han gastado, parece que Rajoy quiere que continuemos comunicados con Madrid como cuando el revisor llamaba a los pasajeros agitando su campana.
A pesar de todo, la mayoría hemos tenido la suerte de cantar en Nochebuena “campana sobre campana” tras una buena tripotera y, en Nochevieja, nos atragantaremos con las uvas al son de las campanas; y brindaremos descolchando champagne, sonidos que contrastarán con el de las bombas que destrozaron hace unos días tantas vidas en Alepo; como la de Bana, de 7 años, quien, tras protegerse de los bombardeos en su sótano, y casi ahogarse con el polvo de los escombros, dijo en un tuit estar triste porque sus muñecas habían muerto. ¿Seremos capaces de reaccionar social y políticamente?, o ¿seguiremos pensando que no pasa nada tocando campanas ensordecedoras?, total, escribiremos nuestra carta a los Reyes Magos y oiga, ¡a palabras vanas, ruido de campanas!
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/9/opinion/120328/ruido-de-campanas