“El dinero de los impuestos donde mejor está es en el bolsillo de los ciudadanos”. La frase no es mía, es de nuestro alcalde, Ramón Fernández-Pacheco, y vuelve a cobrar actualidad después de que el pasado lunes el Pleno municipal aprobara la propuesta del Equipo de Gobierno de rebajar el IBI a los almerienses en los próximos tres años, siendo Almería la única capital andaluza en la que bajará este impuesto en 2017.
Pero no es solo este impuesto el que bajará a los vecinos de la ciudad, ya que la disminución del valor catastral de los inmuebles aprobada por el Gobierno del PP para Almería, pese a que tendamos a asociarla con el IBI, tiene repercusiones muy importantes en muchos otros impuestos y tasas que se van a ver muy beneficiados por esta reducción, tales como el impuesto sobre la Plusvalía, de Actividades Económicas, de Sucesiones y Donaciones, sobre Transmisiones Patrimoniales, el IRPF o las licencias de actividades y apertura.
Se podrá discutir si bajan más o menos, pero la realidad es que descienden y en los tiempos que corren cualquier medida que se adopte para que los ciudadanos paguemos menos impuestos debe ser bien recibida, tanto por el ahorro que supone para nuestros bolsillos como porque es un acicate para reactivar la propia economía de la ciudad.
Y creo que esta es la dirección adecuada hacia la que deben ir encaminados los esfuerzos municipales: contener el gasto público y favorecer la disminución de la presión fiscal, con bonificaciones y disminución de tasas y precios públicos. Lo que queremos es que los almerienses, cuando termine este mandato, paguen menos impuestos y estamos en disposición de cumplirlo sin que se merme la capacidad de los servicios que desde el Ayuntamiento se prestan al ciudadano gracias a una gestión razonable cargada de sentido común: no gastar más de lo que se ingresa.
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