Los augures romanos adivinaban el porvenir sondeando el vientre de las aves. Hoy tenemos suerte. Disponemos de mejores artes adivinatorias. Algunas de ellas lindan incluso con la futurología de carácter científico. Sin embargo hay días que vamos de culo en punto a saber lo que va a pasar en un determinado período. He dudado mucho al escribir este artículo porque sé que en cuanto lo lean algunos dirán: “Bah, estamos en el día de los inocentes. Tampoco hay que tener tanto miedo”. Allá cada cual. Que el mundo esté en manos del paleto encargado de llevar la sandía en la excursión no inquieta a los señores de la pasta, tampoco quiere decir que vamos viento en popa a toda vela. Miren lo que ha pasado en el planeta en poquísimos meses. En el Reino Unido la historia del “ brexit” se tomó como una fantasía alcohólica fin de semana que no iba a ninguna parte. No obstante el “brexit” arcaico promovido por populistas holgazanes triunfó y el señor Cameron se quedó a dos velas. Tratándose de cosas arcaicas mejor recordar la historia de la señora Clinton en la mañana del recuento de votos. Contra lo que esperaba medio mundo la Casa Blanca se la adjudicó Donald Trump. Aquí en España hasta se pidió la jubilación forzosa de Mariano Rajoy por creer que había llegado la decrepitud después de un montón de años sin bajarse del coche oficial. Sin embargo ahí lo tienen . Sigue en el poder con firmes presentimientos de que su mandato alcanzará hasta la novena legislatura como mínimo. Las abstenciones de los barones socialistas tienen ese mérito escondido . Como decía la cuarteta refranera: “Nada es verdad ni mentira sino el cristal con que se mira”. Ojo pues a las redes sociales donde parece que cabe todo: lo humano y lo divino, la verdad y su prima hermana algo ligerilla de cascos y amante de los burdeles. Todos estos contrastes contemporáneos nos hacen pensar que vamos de culo respeto a ciertas convicciones que arrastrábamos desde la niñez. Como periodista y hombre dedicado largamente a la información tengo que levantar mi copa brindando por el milagro mediático del quegozamos. Se extraña uno de que habiendo tantos medios para escrutar, analizar y difundir la verdad tengamos que leer tantas mentiras, mentiras interesadas que ponen el mundo patas arriba como si todo estuviera vuelto del revés.
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